Por Agnès y Olga
El 28 de junio de 1969 fue la fecha en que se llevó a cabo el inicio de la Revuelta de Stonewall, la histórica noche en que tras constantes asedios, redadas y criminalización por parte de la policía, los sectores más empobrecidos de la población LGBTI dijeron no más y se rebelaron a las afueras del bar StoneWall Inn contra la policía de Nueva York. Estos últimos al verse sobrepasados, tuvieron que llamar a la policía antimotines y aún así no pudieron controlar la rebelión desatada. El enfrentamiento se repitió durante los días posteriores y dio origen a diversas agrupaciones a favor de la lucha por los derechos de las personas LGBTI, como el Frente de Liberación Homosexual. Un año después se conmemoró la primera marcha del orgullo en varias ciudades de Estados Unidos recordando la lucha que se dio en Stonewall y se mantuvo desde ahí hasta la fecha.
La violencia en el Chile de los tiempos “normales”
En Chile así como en todos los países, las opresiones (raciales, machismo, lgbtifobia, etc) son utilizadas por la clase dominante empresarial para poner a un sector de la clase trabajadora en desventaja con respecto al conjunto de los asalariados. Así por ejemplo los sectores oprimidos tenemos acceso a los peores empleos y con menores sueldos, algo que solo beneficia a la burguesía. Pero además de ponernos en desventaja con sus ideologías reforzadas por la iglesias u organizaciones de ultraderecha, nos dividen como clase trabajadora con un discurso de odio y discriminación que golpea en particular a los LGBTIs.
Antes de la pandemia o en tiempos “normales”, caminar sin problemas en la calle seguía siendo un peligro determinado por la forma de vestir, de verse y de expresarse fuera de la norma, lo que se demuestra por las altas tasas de crímenes de odio, las palizas y hostigamiento a población LGBTI en plena luz del día siendo peor para la población trans que por falta de reconocimiento se ve obligada a prostituirse, y que el acceso a una justicia efectiva sea marginal y solo para la gente que pueda pagar por ello.
En 2018, en Chile, se denunciaron 698 casos de violencias y abusos basados en la orientación sexual o la identidad de género de las personas. En comparación a 2017, se registró un aumento de un 44%. Es la cifra más alta que se registró en los últimos 17 años . Por tercera vez, en 17 años, la población trans acumuló el mayor número de atropellos con el 39% del total. Así mismo, para el año 2019, de los 1103 abusos denunciados en dicho año, un 15,14% de ellos fueron violaciones a derechos humanos en lugares comunitarios como la familia, vecinas/os o amigas/os.
Por todos esos factores y porque la población LGBTI además sufrimos los mismos problemas que el pueblo trabajador de Chile tras los “más de 30 años” bajo la democracia de los ricos, sea de derecha o ex concertación, es que tuvimos un rol importante en la revolución que se abrió en Octubre del año pasado. Fueron destacadas las banderas multicolores en plaza dignidad e inclusive nuestra participación en la primera línea de lucha para mantener la movilización.
Cambios insuficientes para combatir la LGBTIfobia
El capitalismo que reproduce y mantiene las opresiones, por la presión de las luchas intenta lavarse su cara aprobando leyes contra la lgbtifobia que solo se han logrado y mínimamente tras brutales crímenes de odio. Por ejemplo la ley Zamudio, que hasta ahora presenta más trabas que ayuda a la hora de denunciar algún acto de discriminación, partiendo por el hecho que la persona que acusa que fue discriminada tiene que presentar todas las pruebas para culpar la motivación discriminatoria de su agresor y la mayoría de las denuncias terminan diluyéndose. Otro ejemplo es la aprobación de la Ley de Identidad de Género en 2018 y la determinación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de excluir a la transexualidad de su lista de trastornos mentales. Sin embargo, la Ley de Identidad de Género excluyó a las personas casadas y a los menores de 14 años, solo basado en prejuicios e ignorancia.
La pandemia y la LGBTIfobia
Desde el inicio de la crisis sanitaria y económica, hemos visto recrudecer en los hombros de la clase trabajadora las medidas del gobierno genocida de Piñera, estos ataques son aún peores en la población LGBTI más empobrecida. Según una encuesta del MOVILH, el mayor incremento de la homofobia y la transfobia ha ocurrido en la propia familia o el barrio a raíz del mayor tiempo que las personas pasan en sus casas. Así es como el 27,5% declara conocer a alguien que lo está pasando mal en su casa producto de la discriminación, mientras que del total de personas que son discriminadas por sus familias o vecinos, el 38% reporta un incremento de los episodios homofóbicos o transfóbicos en sus hogares o barrios. Además del incremento en la violencia también se vió una disminución en las denuncias, sólo el 8% denunció los atropellos y de ese 8%, el 45,3% indicó que las medidas implementadas para enfrentar el coronavirus impidieron u obstaculizaron que denunciaran la discriminación.
Además de esto, el 56% de los encuestados estima que el Estado “no está haciendo lo necesario para ayudar a personas con VIH en el marco de la pandemia del coronavirus”, , teniendo en cuenta la estigmatización vinculada al VIH y la población LBGTI, principalmente por la desinformación y el pensamiento que es un virus que sólo se da en esta población, asociado a una falsa promiscuidad, es el único grupo que se ha atrevido a denunciar la negligencia del gobierno.
A lo anterior se suma, la imposibilidad de las personas trans de acceder a las migajas que el gobierno está dando, por ejemplo al intentar postular al bono Covid-19, esto por la discordancia de datos de género en el Registro Social de Hogares.
Además, es sabido que debido a la pandemia las condiciones dentro de los centros penitenciarios se encuentran en estado deplorable, esto aumenta aún más cuando se agrega como factor LGBTIfobia: desde el interior del Penal Alto Bonito se conoció de agresiones que sufren reos LGBTI del módulo 89. La denuncia dice que estos reclusos reciben golpes y ofensas verbales por parte de gendarmes y reos debido a su orientación sexual e identidad de género.
Organizaciones fachas-opresivas y la necesidad de la autodefensa
A medida que avanzan las luchas contra las opresiones también va surgiendo una polarización y surgimiento de grupos de ultraderecha o de la iglesia infundiendo discursos de odio. Lo vimos en Chile con el famoso bus de la transfobia y el “con mis hijos no te metas”. Por otra parte el 2018 surgió la “Bancada Evangélica” en el Congreso con miembros de RN como respuesta para negarse a una posible adopción homoparental, una bancada que tuvo un quiebre el 2019 por corrupción de sus miembros. Muchos de esos representantes Evangélicos asumieron cargos en áreas claves, como Educación (que han llegado a tergiversar de forma aberrante inclusive la causa del COVID-19 como castigo de Dios por la homosexualidad).
Lo más extremo de esos grupos, vemos organizaciones “neofascistas” como lo que fue el Movimiento Social Patriota o Capitalismo revolucionario, quienes ya van a enfrentamiento más directo contra quienes luchan y en particular contra los oprimidos o de forma violenta realizando redadas u otro tipo de castigos ejemplificadores por parte de grupos abiertamente homolesbobitransfóbicos y “neofascistas”.
Es por estas acciones que se hace indispensable y necesario la preparación de formas de autodefensa de estos ataques, debemos instar a la unidad de la clase trabajadora para combatir de forma organizada y de conjunto a estos grupos opresores y la LGBTIfobia.
Las luchas actuales y la importancia histórica del combate a las opresiones
Tras 51 años años, es imposible no ligar la historia de Stonewall, en la cual estuvo a la vanguardia la población LGBTI negra, inmigrante y empobrecida con lo que hoy ocurre en EE.UU tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía. Vemos en estos procesos que la lucha contra las opresiones pueden ser puntos de partida de importantes procesos revolucionarios: Conocido es el ejemplo de cómo la lucha de las mujeres en el 8 de Marzo fue una chispa para la Revolución Rusa en 1917; lucha de los años 60s por los derechos civiles contra racismo es otro ejemplo y las luchas de colectivo LGBTI tras Stonewall.
Los sectores oprimidos de la clase trabajadora han elevado distintas revueltas e irrupciones violentas cansados de la discriminación, sin embargo vemos que el problema año tras año no se soluciona de fondo, esto es porque el capitalismo y sus gobiernos no lo resolverán, les conviene la opresión para tener a un sector superexplotado. Solo la revolución Rusa en el marco del gobierno obrero organizado en los soviets tuvo triunfos importantes para la población LGBTI: se despenalizó la homosexualidad en el Código Penal de 1922 promulgado por los bolcheviques en la Rusia Revolucionaria, una política contra las opresiones que fue opuesta por ejemplo al régimen de los Castros tras la revolución cubana. Sin embargo, a partir de los años 30’s tanto el estalinismo en la URSS como el fascismo y nazismo en el resto de Europa, hicieron retroceder todos los avances logrados por la población LGBTI.
Hoy el capitalismo trata de opacar el ejemplo combativo de Stonewall cambiando el día del orgullo gay por el “pink money”, haciendo negocios con multitiendas o grandes marcas con nuestra bandera multicolor. Parte de este proyecto en Chile son las organizaciones como el MOVILH -con su dirigente Rolando Jiménez que además defiende el Estado de Israel- o Iguales, de un sector de élite de los homosexuales pero que además han impulsado un discurso de transfobia.
Un plan de emergencia obrero e internacionalista contra las opresiones y la política de los gobiernos frente a la pandemia
Debemos unir las exigencias de los sectores oprimidos con las del conjunto de la clase trabajadora, contra el machismo, xenofobia, racismo, lgbtifobia y los ataques de Piñera.
- Debemos exigir de forma inmediata cuarentena total sin violencia y sin hambre, con sueldo garantizado de 600 mil pesos, y que este sueldo incluya a prostitutas y trabajadores informales. ¡Por todas las garantías y derecho al trabajo de la población LGBTI para que no sean obligadas a caer en la prostitución!
- Derecho a vivienda o estadía para garantizar la cuarentena de los sin casa, trans, inmigrantes, mujeres que han sufrido violencia en sus casas, trabajadores en general. Confiscación de hoteles u otras instalaciones.
- Reconocimiento de la identidad de género inmediato más aún cuando aumenta el hostigamiento al tener que ingresar datos de género en los salvoconductos.
- Por acceso a la salud y medicamentos para el tratamiento enfermedades crónicas y mentales asociadas al hostigamiento, como la depresión que inclusive ha llevado en muchos casos al suicidio. Terapias de reemplazo hormonal en el caso de las personas trans por varios meses para disminuir la posibilidad de contagio al salir de sus casas. Por la estatización de la salud privada para garantizar un sistema único de salud público, que vele por detener la pandemia y no por el lucro de las clínicas o laboratorios privados.
- Ningún despido más, reincorporación inmediata con sueldo garantizado y cuarentena si no son trabajadores esenciales. Extensión del Postnatal YA.
- Juicio y castigo por los crímenes de odio, ¡Basta de violencia contra la población LGBTI, criminalización ya de la LGTBIfobia!
- Que las asambleas territoriales, ollas comunes u otras instancias de autoorganización discutan el cómo combatir la LGTBIfobia en los barrios y en las familias. Por redes de apoyo y defensa!
- Impuesto progresivo a las grandes fortunas para garantizar parte de las medidas anteriores. Avancemos en una lucha con la perspectiva de recuperar todo lo que nos han robado los principales grupos económicos de Chile -Luksic, Piñera, etc- expropiando su patrimonio.
- ¡Fuera Piñera y todos ellos!
Es necesario tener claro que a los ricos les conviene fomentar la desigualdad y mantener a los sectores oprimidos divididos para poder explotarnos mejor y asegurarse que no tenemos la fuerza necesaria para luchar para recuperar lo que nos han robado por tanto tiempo.
La lucha contra la opresión de la población LGBTI no es solo una lucha por más derechos democráticos como el matrimonio igualitario o la adopción homoparental como desvirtuan muchas organizaciones reformistas (MOVILH, iguales), sino que es una lucha que trasciende las barreras que tiene este sistema capitalista, una lucha por la unidad de los oprimidos junto a su clase – la clase trabajadora – para derrotar la dominación de un puñado de ricos por sobre la gran mayoría de la población e instaurar un gobierno obrero y popular que siente las bases para terminar con todo tipo de opresión y explotación. ¡Retomemos el ejemplo de Stonewall y de la Revolución Rusa!