por María Rivera, abogada de DDHH y dirigenta del MIT
Desde el año 1990 vemos como el Pueblo Mapuche ha retomado la lucha, sin descanso, por la restitución de su territorio, que fue salvajemente usurpado y entregado a empresarios inescrupulosos para desarrollar la industria forestal, destruyendo los ecosistemas. Varios comuneros han dejado la vida en esta verdadera guerra desatada por el capitalismo chileno y extranjero en Wallmapu. Matías Catrileo, Camilo Catrillanca, Pablo Marchant, son algunos de los asesinados por funcionarios de Carabineros.
Lamentablemente este gobierno, como todos los anteriores, ha aprobado, en acuerdo con la derecha en el Parlamento, leyes represivas como las ya conocidas Naín-Retamal, Ley Anti Tomas, Nueva Ley Antiterrorista y otras. Boric y sus aliados del PS y PC siguen demostrando que aprovechan bien el tiempo en dejar muy contentos a los empresarios nacionales y extranjeros, ofreciendo un país en el que pueden invertir tranquilamente, todo eso a costa de verse vulnerados los derechos de diferentes sectores, entre ellos el Pueblo Mapuche.
Para ello el gobierno cuenta con todo la institucionalidad a su servicio: Ejército, policías, Parlamento y un poder judicial que hace vista gorda a pruebas en juicio que vulneran a todas luces los derechos y hasta montajes cinematográficos como el cuestionado Caso Huracán.
La última apuesta del gobierno para cerrar el mal llamado “conflicto mapuche” fue la Comisión de la Paz y el Entendimiento. Comisión que nació fracasada, ya que es impresentable formar una comisión que habla de paz mientras la militarización mantiene a las Comunidades viviendo día y noche apuntadas con fusiles de guerra, con tanques y todo un ejército instalado en Wallmapu. Además de eso, hoy existe casi un centenar de presos políticos condenados a decenas de años de cárcel, como Héctor Llaitul, condenado a 23 años por Ley de Seguridad del Estado y otros que pueden ser condenados incluso a cien años, como Pelantaro Llaitul. Claro está que esta Comisión de Paz y Entendimiento está muy lejos de terminar con el “conflicto mapuche”.
Este gobierno entregará el mando en menos de un año. Vendrá un nuevo gobierno elegido en las urnas, que tomará la posta e intentará cerrar el “conflicto” tal vez con nuevas propuestas, que tampoco tendrán el efecto esperado, porque mientras no sean devueltas las tierras y no sean representantes genuinos, reales, de las comunidades, quienes representen a su pueblo y no impuestos por los partidos o empresarios, no hay salida posible.
Este pueblo tan golpeado, perseguido y marginado sigue teniendo fuerza y convicción y sobre todos a pesar de las rejas y la militarización sigue sintiéndose libre.
No puede haber posibilidad de Paz mientras las tierras sigan en manos de los hombres más ricos de Chile las miles las hectáreas usurpadas, mientras las Comunidades viven hacinadas y reprimidas.
Solo para tener una idea debemos saber que las empresas forestales controlan más de tres millones de hectáreas de tierra, que están principalmente en manos de dos familias, los Matte y los Angelini.
La forma de solucionar el “conflicto mapuche” es simple. Es necesario devolver las tierras reivindicadas por las comunidades, que fueron usurpadas desde fines del siglo XIX. Además de eso, se debe respetar su derecho a la autodeterminación en el caso de que decidan separarse del Estado chileno. Junto con ello, las grandes industrias forestales deben ser estatizadas y puestas bajo control de los trabajadores, para que sea la clase trabajadora, junto al pueblo mapuche, la que pueda determinar qué se produce, dónde y en qué cantidad.
Sabemos que este proceso no será implementado por el Estado chileno y los políticos que responden a los grandes capitalistas. Por ello, es necesario dar una gran batalla, de la clase trabajadora chilena de la mano con los mapuche, para la recuperación de su territorio histórico.
¡Juicio y Castigo a los Asesinos de Comuneros!
¡Devolución de todas las tierras ya!
¡Libertad a los PPM!