Con más de 825 mil votos, triunfó la candidatura de Jeannette Jara, del Partido Comunista, en las primarias del oficialismo. Será la primera vez, en 25 años, que el PC tendrá una candidatura presidencial. Y más que eso, Jara encabezará la lista oficialista, superando a las precandidaturas de los partidos de la ex Concertación y el Frente Amplio.
Menor participación y bajas expectativas
La participación en las primarias oficialistas fue de poco más de 1,4 millones de personas, inferior a las primarias de 2021 (1,7 millones), donde salió electo Gabriel Boric. La votación del Partido Comunista creció en relación a 2021, cuando Jadue obtuvo 692.000 votos, versus los 810.000 de Jara. En el marco de una elección de consenso general de los grandes acuerdos del gobierno.
Los partidos de la ex Concertación y el Frente Amplio son los derrotados. El Frente Amplio pasó de obtener 1 millón de votos en las primarias anteriores a tener poco más de 120.000. Incluso si comparamos la votación del Frente Amplio con las primarias de 2013, cuando compitieron Beatriz Sánchez contra Alberto Mayol (en total tuvieron 337 mil votos), veremos que la votación del FA se desplomó, demostrando la fragilidad del FA como proyecto político-electoral. Los partidos de la ex Concertación, con su candidata Tohá, también vienen a la baja, aunque lo más probable es que mantengan un peso importante en el próximo Parlamento.
La baja participación en las primarias oficialistas también demuestra que existen pocas expectativas en relación a los candidatos oficialistas. La realidad que existía en las últimas elecciones presidenciales era muy distinta a las que existe ahora. Las elecciones de 2021 fueron las primeras después del estallido revolucionario de 2019 y existían importantes expectativas en Boric y en la Convención Constitucional. Hoy el momento es muy distinto, ya que gran parte de la población entendió que Boric es la continuidad de los gobiernos de la ex Concertación y Nueva Mayoría y no cumplió gran parte de las promesas que hizo en su campaña. Esto se expresó en la menor votación del oficialismo, en la caída vertiginosa del Frente Amplio y también en el crecimiento electoral de la derecha.
Por otro lado, el discurso más izquierdista del PC todavía logra capitalizar electoralmente a un sector descontento con el “modelo neoliberal”, al mismo tiempo en que Jara se presenta como una figura responsable para construir grandes acuerdos nacionales, lo que permitiría garantizar la “gobernabilidad”, aun en el escenario de un futuro Congreso controlado por la derecha. Su rol en la aprobación de algunas de las principales reformas del gobierno (ley de 40 h y reforma de pensiones) fue importante para darle notoriedad y presentarla como una figura “seria” y preocupada con el país, sellando grandes acuerdos con el gran capital. Con la candidatura de Jara y el rol central del PC en la nueva “Concertación”, el PC va buscando ganar más espacio en el régimen político, terminando su adaptación completa al régimen democrático burgués neoliberal chileno. La combinación de promesas, por un lado, con su integración al régimen político, por otro, se demuestra claramente en las recientes luchas de profesores o funcionarios de la Corporación de Asistencia Judicial contra medidas autoritarias de ministerios dirigidos por el PC (Cataldo en Educación y Gajardo en Justicia).
¿Una candidatura contra el “fascismo” o a favor del capitalismo neoliberal?
Con la figura de Jara, el Partido Comunista jugará con más herramientas su rol histórico de partido encauzador de las luchas sindicales y sociales hacia el régimen político. Jara se presentará como la única posibilidad de derrotar la “ultraderecha” y el “fascismo” de Kast, Kaiser y también de Matthei. En los próximos meses, todos los que no creemos en la estrategia de colaboración de clases con los dueños del país serán chantajeados y acusados de favorecer a la ultraderecha. Esto se fortalecerá a partir del apoyo que Jara recibió de alcaldes “independientes”, como Ítalo Bravo de Pudahuel o Matías Toledo de Puente Alto. Mientras hacen ese discurso para cerrar su flanco izquierdo, buscarán acuerdos por la derecha. El PC ya señaló que quiere buscar una alianza con la Democracia Cristiana y hará todo tipo de acuerdos para lograrla. Saben que para derrotar a la derecha tienen que moderar su discurso y sus propuestas. Ese será el doble juego del PC de aquí en adelante para intentar llegar al gobierno: mentir y prometer a los sindicatos, movimientos sociales, activistas de izquierda etc, mientras negocia con la derecha (lo mismo que hacen en el gobierno actual).
La realidad, sin embargo, no tiene nada que ver con su discurso. En primer lugar, ni Kast, ni Kaiser, ni Matthei son fascistas. Todos los candidatos de la derecha respetan la institucionalidad burguesa, a pesar de sus discursos anti-trabajadores, anti-LGBTI, etc.. En segundo lugar, desde el punto de vista económico y social, ninguno de los proyectos de derecha representa una gran diferencia en relación al proyecto de un posible gobierno de Jara en alianza con el PS, PPD, FA y otros partidos. El gobierno actual de Gabriel Boric es la gran demostración de ello: un gobierno que privilegió seguir gobernando para el gran empresariado y abandonó casi todo su programa inicial (acabar con las AFPs, desmilitarizar el territorio mapuche, acabar con el CAE, etc.). Las leyes represivas aprobadas por Boric son de dar envidia a cualquier gobierno de derecha (ley anti-tomas, ley Naín-Retamal, ley antiterrorista, etc.).
La realidad es que, sea quien sea el gobierno, la democracia burguesa (en particular la chilena), abre muy poco espacio para reformas importantes que afecten a los dueños del país y beneficien a la mayoría de la población. Después del Acuerdo por la Paz, quedó evidente como las aperturas y concesiones democráticas fueron utilizadas como herramientas para desviar la lucha social y calmar los ánimos de las masas sin realizar grandes transformaciones.
Actualmente, tampoco podemos decir que el objetivo de Jara-PC sea realizar grandes cambios, como ya lo han demostrado en la reforma de pensiones, donde Jara fue la principal negociadora para salvar las AFPs. Todas las promesas progresistas en su campaña electoral (romper con Israel, acabar con las AFPs, etc.) quedarán en el papel si es que sale electa. No podemos esperar de Jara y la “nueva Concertación” ningún cambio importante. Seguirán haciendo lo que hacen hace 35 años: promoviendo el saqueo del cobre, del litio, de las forestales, del mar, del agua, etc.
En las próximas elecciones presidenciales, el pueblo trabajador no puede tener expectativas en ninguno de los candidatos de derecha y tampoco en el oficialismo.
Es más necesario que nunca empezar a construir un proyecto alternativo al Partido Comunista y a la Concertación en la clase trabajadora, con un programa que apunte a una verdadera revolución social que pueda devolver al pueblo trabajador todo lo que es producido por las manos trabajadoras. Un programa que plantee la nacionalización del cobre con control de los trabajadores para financiar salud, educación y vivienda, la devolución de las tierras al pueblo mapuche, el fin inmediato de las AFPs y la creación de un sistema público de pensiones financiado por las grandes fortunas y empresas. Un programa que ataque las ganancias de los grandes monopolios que lucran con los servicios básicos como agua, luz, gas y arriendos, y que garantice un sueldo digno para cada familia trabajadora.
Por eso, es necesario construir un nuevo partido en Chile, un partido verdaderamente de la clase trabajadora, que no priorice los grandes acuerdos con el empresariado y sí la organización de nuestra clase en la lucha por acabar con este sistema capitalista neoliberal, corrupto y decadente.
¡Ninguna confianza en Jeannette Jara y la nueva Concertación!
¡Contra Boric, la derecha y la ultraderecha, retomar la lucha y organización independientes de la clase trabajadora!