Un 25 de noviembre de 1960, Patria, Minerva y María Teresa -las hermanas Mirabal- fueron asesinadas por agentes del Estado bajo la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Es en conmemoración de este crimen político contra estas tres mujeres que, desde 1999, se conmemora a nivel internacional el Día de lucha contra la violencia hacia las mujeres y aunque ya han pasado décadas del crimen de las hermanas Mirabal, la violencia hacia las mujeres no se detiene, sino que va en aumento; a nivel global: “una de cada tres mujeres sufren violencia sexual o física al menos una vez a lo largo de sus vidas” (Fte. UN Women).
Pero la violencia machista es sólo una parte de aquella ejercida hacia nosotras, porque tal como las hermanas Mirabal las políticas de Estado siguen dejándonos en la precariedad, la desigualdad y la pobreza. Al revés de la afirmación de ONU mujeres que atribuye al Covid-19, el calentamiento global y los conflictos, la exacerbación de “las posibilidades de experimentar esta violencia”, nosotras sostenemos que es este sistema de acumulación capitalista quien nos somete a mujeres trabajadoras, a los países periféricos y a todos los oprimidos a la superexplotación, el saqueo de los recursos naturales, desastres medioambientales o invasiones como la ocupación de Gaza por parte de Israel, cuarta potencia armamentística mundial.
Las mujeres y los niños palestinos han sido blanco de la invasión a manos del ejército israelí. Al 3 de noviembre, según datos del Ministerio de Salud y publicados por la propia ONU, 2326 mujeres y 3760 niños palestinos han muerto en la Franja de Gaza, es decir, el 67% de todas las víctimas. ¡Quemen Gaza ahora, nada menos (que eso)!», escribió Vaturi, del partido derechista Likud, liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu. Es que esa es la violencia que están viviendo las mujeres palestinas, pero no el único tipo de violencia, pues centros de atención y 14 hospitales cerrados, obligan a parir en condiciones de riesgo de infecciones. La entrada de alimentos es bloqueada por Israel, dejando a la población en la mal nutrición sin matarla de hambre, porque la apuesta de Netanyahu es dejar pasar una cantidad de raciones de alimentos que los nutricionistas israelíes han calculado para mantener una población con 2279 calorías, justo por encima de lo necesario para no ser considerada como desnutrición y esto también es violencia, es un verdadero genocidio.
¡Ni un paso atrás, con el ejemplo de las mujeres palestinas al frente!
Si bien, en Chile y según las propias estadísticas gubernamentales el 38% de las mujeres – entre 15 y 65 años- señala haber sufrido algún tipo de violencia en algún momento de su vida (Fte. Chileagenda2030.gob.cl), es decir, 3 millones de mujeres aproximadamente, la realidad de las mujeres palestinas no es lejana, pues estamos recibiendo verdaderos ataques como mujeres de la clase trabajadora que empeoran nuestras condiciones de vida y tienden a revertir nuestros derechos.
Por un lado, el Consejo Constitucional elaboró un nuevo texto a la medida del Partido Republicano y el empresariado, en el cual se mantiene el país en manos de las 10 familias o grupos económicos, no se garantizan derechos y se continúa con los actuales nichos de lucro como pensiones, salud y educación. Se limita el derecho a huelga para la mujer trabajadora (restricto sólo a la negociación colectiva), pero además se revierten las tres causales para despenalizar el aborto porque deja a voluntad u objeción de conciencia de los médicos la decisión que nos corresponde.
Por otro, el Gobierno de Boric no ha cesado la compra de armas a Israel, como continuidad de las relaciones establecidas por la dictadura de Pinochet, y el gobierno de Piñera quien destinó a Carabineros más de 10.700 millones de pesos sólo en vehículos para las Fuerzas Especiales entre diciembre de 2019 y marzo de 2020 importados desde Israel. Muy por el contrario, las armas utilizadas en la represión al pueblo mapuche a través del plan de militarización en la Araucanía, son las mismas que ha fabricado Israel probándolas como laboratorio contra el pueblo palestino y seguramente, cuando aplique la Ley anti-tomas contra pobladores sin casa y cuya mayor parte son mujeres y niños. Debemos exigir a Boric que rompa inmediatamente relaciones políticas, diplomáticas y militares con Israel, ni un peso más para comprar armas a los genocidas.
Es por esto que este 25N debe tener un carácter internacionalista, porque es necesario detener la violencia ejercida contra todos los oprimidos. Es necesario seguir el ejemplo de resistencia de las mujeres palestinas y no olvidamos a las combatientes ucranianas. No podemos esperar nada de los gobiernos capitalistas. Sólo confiando en nuestras propias fuerzas, debemos organizarnos y cambiar el mundo de raíz; de lo contrario, no detendremos la violencia y nuestros derechos bajo el sistema capitalista siempre serán transitorios o parciales, pues se dan o se quitan dependiendo de la voluntad ideológica de quienes nos gobiernan y de los ritmos de explotación que el capital impone a los oprimidos porque constituyen el ejército de reserva más barato para seguir expoliando y produciendo. ¡Nosotras no daremos ni un paso atrás, con el ejemplo de las mujeres palestinas adelante!
Las mujeres decimos: ¡Alto al Genocidio en Palestina!
¡QUE BORIC ROMPA RELACIONES CON ISRAEL!