Gina González y Gustavo Vidal

Era seis de junio del año 2018 el día que un grupo de vecinos sin casa, cesantes y sin posibilidad de seguir pagando arriendo, decidimos limpiar un terreno baldío que hacía más de treinta años se había convertido en basural en la comuna de Loncura de la Quinta Región. Hombre, mujeres y niños comenzamos las labores en un lugar reconocido como peligroso chupadero y guarida de drogadictos. Sitio eriazo al que nunca se le conoció dueño.

Más de una semana trabajamos todos los vecinos y solo luego de sacar bolsas y más bolsas de basura, animales muertos y todo tipo de deshechos, dejamos el terreno limpio y preparado para recibir las carpas que llenaron los sitios que ordenadamente dividimos por partes iguales. Las carpas comenzaron a ser la improvisada vivienda de mujeres solas con hijos pequeños, algunas embarazadas, personas enfermas y ancianas, todos sin casa.

Era pleno invierno por lo que cada noche para abrigarnos y procurar seguridad hacíamos fogatas y ahí nos íbamos conociendo, somos obreros de la construcción, cocineros, asesoras del hogar, vendedores ambulantes, jubilados entre otros. Estábamos felices, teníamos un espacio y una carpa improvisada para nosotros y nuestras familias, comenzamos a hermosear el lugar, hacer jardines, levantar algunas mediaguas, y a soñar con la casita propia en ese terreno que por más de treinta años nadie había visitado por lo que no contaba ni siquiera con algún cartel que así lo anunciara y que lo bautizamos como “Villa Verde”

Entre lluvia y frío, improvisando caminos para sortear el barro la región comenzaba a ser golpeada por la crisis ambiental de Quintero – Puchuncaví, la que trajo una baja generalizada en la economía de la región, cerraron muchos negocios, aumentaron los cesantes y también las familias de la toma, pero acá todos encontraban su lugar.

Nos organizamos, elegimos una directiva provisoria. Muy pronto apareció nada menos que el representante de uno de los más importantes conglomerados de la economía chilena; el dueño del ex basural, del terreno baldío, del chupadero y antro de drogadictos es COPEC, del “Grupo Angelini” una de las 10 familias más ricas de Chile, sí! El mismísimo que mantiene inversiones en pesqueras, energía, combustible, servicios agrícolas entre otras. Seguro que por eso la PDI legó a empadronarnos tan rápido, necesitaban nuestros datos para presentar “querella criminal” por haber “USURPADO” el terreno de COPEC, terreno que jamás visitaron, limpiaron, o siquiera

identificaron. Claro, su propiedad es sacrosanta y nunca debimos atrevernos así pasaran cien años sin que nadie lo ocupara.

Así funcionan los grandes capitalistas: prefieren botar la comida y no repartirla entre quienes no la pueden comprar, prefieren que los terrenos de su propiedad se transformen en basurales durante décadas antes de permitir que los usemos.

Ya cumplimos un año, rebautizamos nuestro espacio como “Villa Estación” porque nos detuvimos a pensar y hemos decidido dar cara en esta lucha: los sueldos no nos alcanzan, el estado no se hace cargo de entregarnos subsidios, la justicia nos persigue, nos quiere imponer las penas del infierno. El estado, la Municipalidad, los partidos Políticos tradicionales hace oídos sordos, por lo que solo nos queda organizarnos y luchar junto a nuestra clase para conquistar la vivienda y los demás derechos.

Porque tenemos claro que la liberación de los trabajadores y las familias será obra de los propios trabajadores aquí estamos de pie.

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