Revuelo generó la posibilidad de que los mineros de La Escondida se fueran nuevamente a huelga tal como el 2017. Los medios de comunicación (que pertenecen a los empresarios) y el gobierno se centraron en informar que los trabajadores exigían millonarios bonos y que su huelga afectaría la economía de todo el país. Teniendo casi solo esa información al alcance, muchas y muchos trabajadores cuestionaron o directamente estuvieron en contra de las exigencias de los mineros. Esto es comprensible, ya que la mayoría de las y los trabajadores ganan sueldos de miseria y los bonos, cuando hay, si alcanzan un millón de pesos es mucho. Pero ¿el problema de las y los trabajadores son los millonarios bonos de los mineros? ¿a quién le conviene que no solidaricemos con la lucha minera?

 

 Los empresarios y sus medios de comunicación nos impulsan a cuestionar a los mineros: una cortina de humo para esconder todas las riquezas que los capitalistas nos arrebatan

En general los medios de comunicación del empresariado difunden una idea de que los mineros son muy privilegiados y tienen sueldos envidiables con bonos millonarios. Pero hoy la gran mayoría de los mineros están bajo el régimen del subcontrato, con sueldos muy bajos para su labor, peores condiciones de trabajo y seguridad y son directamente vistos como trabajadores de segunda categoría.

Los mineros de La Escondida que estuvieron en Huelga el año pasado y a punto de irse este año, son trabajadores directos, pero no por eso dejan de ser abusados y explotados por sus patrones. Y frente al hecho de que no se fueron a Huelga los obreros de La Escondida, lo que más se publicó en los medios es que recibieron un bono de término de conflicto de $16 millones (mientras ellos pedían 25 millones), además de la posibilidad de acceder a un crédito blando por otros $3 millones, y de un reajuste salarial por sobre el 2,8% y la garantía de beneficios de salud y vivienda. Pero poco se publicó que la lucha que los mineros extendieron desde el año pasado fue centralmente para que los beneficios de salud y salariales, entre otros, se extendieran a nuevos contratados, o sea una exigencia que no era solamente para los que estaban peleando en ese proceso, sino que reflejó la solidaridad de clase para con los futuros trabajadores, algo opuesto al individualismo del que generalmente se acusa a los mineros.

Pero más allá de eso, la discusión de los bonos millonarios son una verdadera cortina de humo del gobierno y sus medios para escondernos quiénes son los que realmente se llevan nuestra riqueza, quiénes son los que nos dejan con sueldos de hambres: los empresarios y sus transnacionales. Sin ir más lejos, no nos impulsan a cuestionarnos por qué las utilidades o ganancias de BHP Billinton, por La Escondida solo el 2017, fueron de 1.192 millones de dólares, incluyendo las “pérdidas” que trajo la huelga del año pasado. Los bonos que pedían los trabajadores alcanzaban tan solo el 4% de estas utilidades que se llevaron al bolsillo los patrones de La Escondida. Solo con la ganancia de La Escondida se podría construir más de 15 hospitales en el país o pagar 400 mil pesos mensuales a más de 2 millones de trabajadores.

Ahora, si hablamos de las cifras de todas las mineras, en el 2017 la industria completa terminó el año con ganancias por US$2.458,5 millones, casi la mitad de lo que costaría la Educación gratuita en todos sus niveles durante un año. La mayoría de esa plata se va para fuera del país, va a parar en las manos de las transnacionales norteamericanas, australianas y europeas.

Todo eso, además de los altísimos sueldos de 30 millones de pesos -o más- que reciben gerentes y altos mandos de las mineras, es lo que quiere esconder el Gobierno y empresarios, y para eso usan sus medios para generar rivalidad con los mineros.

¿Por qué el Gobierno quiere impulsar este rechazo a las demandas de los mineros?

Estas inmensas ganancias que tiene el empresariado minero es gracias a la riqueza que producen los trabajadores, pues los gerentes y altos mandos sólo la administran. Si los obreros paran sus faenas, las ganancias de los ricos y su crecimiento se va a pique, por eso usan los medios de comunicación para generar tanta alarma con el “impacto en la economía” de alguna huelga como la de La Escondida.

La minería del cobre, así como otros sectores productivos, son clave y estratégicos en Chile para las ganancias de los empresarios, por eso si los mineros se movilizan, dejan en jaque a la patronal y su gobierno, entonces el Gobierno usa un arma muy conocida para dejar aisladas las posibles luchas mineras: divide para gobernar, nos divide como clase trabajadora con el discurso de rechazo a las demandas mineras. Esto para que no se vean amenazadas sus ganancias y para evitar una lucha más fuerte de la clase obrera y todos los trabajadores y pueblo en conjunto, contra el abuso del gobierno y el saqueo de nuestros recursos.

Renacionalización del Cobre con control de las/los trabajadores: la demanda que unifica la lucha de los mineros y del pueblo trabajador chileno

Todas las riquezas que se llevan los empresarios y sus transnacionales deben ser recuperadas para cubrir nuestros derechos básicos como salud, vivienda y educación. Una parte de esa gran pelea es la lucha por la renacionalización del cobre, y para esta lucha, los mineros son indispensables, por eso debemos forjar lazos de unidad y solidaridad entre todo el pueblo trabajador. Esta renacionalización debe ser con control obrero, no bajo el control de agentes del empresariado o de los “técnicos” del gobierno. Tenemos que seguir el ejemplo de organización de los obreros chilenos en los años 70 con los cordones industriales y el ejemplo actual de los mineros bolivianos de Huanuni, que controlan la principal mina de estaño del país sin la necesidad de empresarios, patrones o gerentes gubernamentales. Si son los obreros generan la riqueza y conocen todo el proceso de producción, ¿por qué no la pueden administrar? Para esto se debe luchar de la mano por la mejora de las condiciones laborales de los mineros, y una demanda clave es la exigencia del fin al subcontrato, que todos pasen a planta, los trabajadores directos deben solidarizar con esta lucha de los subcontratados.

Los mineros en varias ocasiones han tomado estas demandas dentro de sus luchas, es hora de darles la importancia que merecen y hacerlas carne en cada lucha, porque es una necesidad para el conjunto de las y los trabajadores. Los mineros de La Escondida no son privilegiados, son productores de la mayor riqueza de nuestro país, al lado de miles de otros mineros subcontratados que no reciben los mismos sueldos. Los mineros son un ejemplo de lucha a seguir.

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