por Ricardo Robles
(publicado en La Voz de los Trabajadores n°32, versión impresa)
A dos años del gobierno de Gabriel Boric, la situación de los trabajadores es muy mala. Los salarios de la mitad de los trabajadores no llegan a los $500 mil líquidos mensuales en el caso de los hombres y $450 mil en mujeres.1 Son salarios bajo la línea de la pobreza. Y estamos hablando de la mayoría de la fuerza laboral que tiene contrato, porque existe una gran masa de asalariados que ha sido empujada a la informalidad -que el capitalismo disfraza y embellece bajo el marketing del emprendimiento- o la cesantía, en un sistema laboral cada vez con menos derechos y estabilidad para las y los trabajadores y sus familias.
Por su parte, surgen crecientes conflictos sindicales, con luchas importantes, como las actuales movilizaciones en Huachipato; el paro de la educación frente a la indolencia patronal que llevó al suicidio de la profesora Katherine Yoma en Antofagasta -donde se movilizaron casi 10 mil personas-; las actuales movilizaciones de los trabajadores portuarios, que hicieron un día de paralización nacional hace algunas semanas; o la movilización de las trabajadoras de JUNJI contra el contenido privatizador de la educación parvularia en el proyecto de sala cuna universal.
Gran parte de estas movilizaciones son por las promesas incumplidas del Gobierno. La paciencia se agota. Tales movilizaciones aún tienen un carácter sectorial, es decir, cada sector negocia con el gobierno en diversas mesas por sus propias reivindicaciones, limitando la posibilidad de extenderlas hacia otros sectores de trabajadores. Cabe mencionar que los diversos procesos de negociación colectiva en Chile son por empresa y fundamentalmente regulan derechos básicos como reajuste de IPC o seguridad, por la fragmentación sindical existente, limitando las luchas por debajo de las necesidades de los trabajadores.
La política de colaboración de clases de los partidos oficialistas PS–PC en la CUT: Manifiesto a “quebrar el empate político y el bloqueo empresarial”
El último 11 de abril tuvo lugar una importante movilización convocada por la CUT. Si bien ésta fue convocada como “Paro Nacional”, la realidad es que casi no hubo paralización en los lugares de trabajo, con excepción de algunos sectores públicos. Sin embargo, en Santiago se reunieron más de 10 mil personas, demostrando la gran insatisfacción de los trabajadores con la situación actual.
Para convocar al “Paro”, la dirección de la CUT (PS-PC) había impulsado un manifiesto llamando a “quebrar el empate político y el bloqueo empresarial”. Para ellos, el objetivo del paro sería destrabar las reformas del gobierno, que supuestamente estarían siendo bloqueadas por la derecha. Pero no dicen la verdad, que el problema central es del propio gobierno que mantiene la política económica de los 30 años de la Concertación y la derecha, la que llevó el país al estallido del 18 de octubre (que el “Acuerdo por la Paz” logró canalizar y desviar).
El gobierno, junto a la derecha, se ha manifestado permanentemente como defensor acérrimo de las AFP, del Código del Trabajo de la dictadura y del saqueo del país por las transnacionales. En relación a las AFPs, gobierno y derecha estuvieron en contra de los retiros previsionales, dando un duro golpe a los trabajadores en medio de una de las mayores alzas del costo de la vida en décadas. La Reforma de Pensiones propuesta por el gobierno, por otro lado, no solo mantiene las AFPs si no que generaría más fondos para esas instituciones. La única diferencia con la derecha es cuánto sería ese monto, si el 3 o el 6% de las imposiciones.
Por su parte, las empresas han impuesto regímenes de trabajo cada vez más intensos. Por ejemplo, en la minería en el subcontrato, diversas asignaciones que percibían los trabajadores están por debajo de años anteriores y hay muchos despidos de por medio. Los accidentes laborales fatales se multiplican.
Leyes como la de 40 horas son presentadas por parte del gobierno y los partidos oficialistas como avances y como resultados concretos del gobierno. Sin embargo, hay que señalar que la ley de 40 horas se aprobó en negociación con la derecha, que impuso la gradualidad, es decir que a contar del 2024 no se rebajará la jornada de trabajo a 40 horas, sino sólo a 44. Recién el año 2028 la jornada llegará a 40 horas. Gracias a la fragmentación de los regímenes laborales en contratos a honorarios, a plazo fijo, eventuales, etc., los patrones tienen mil y una formas de mantener un intenso sistema de explotación.
Es necesario un plan de luchas y movilizaciones que sea independiente del gobierno
El malestar que generó la explosión del 18 de octubre sigue intacto. Hoy más que nunca hay motivos para la movilización y organización.
Es necesario un plan de movilizaciones que camine hacia un paro nacional de verdad, organizado y discutido desde las bases en asambleas y que reflejen las reales demandas del pueblo, no las politiquerías de la directiva de la CUT contra la derecha. Por ello, el movimiento sindical, popular y la juventud deben trabajar en un Pliego Único de demandas que permita unificar a todos los sectores en lucha. En nuestra opinión, ese pliego debería contemplar:
1 – Aumento del sueldo mínimo a 700.000 pesos y reajuste automático de sueldos de acuerdo al IPC
El sueldo mínimo actual no cubre ni las necesidades más básicas de una persona. El salario mínimo actual está en 460.000 pesos. ¿Quién vive con ese dinero?
Entonces, la primera medida es subir el sueldo mínimo. Con la inflación actual, no podemos hablar de un alza por debajo de 700.000. Pero no es suficiente sólo con el reajuste del salario mínimo, también es necesario que se reajusten automáticamente todos los sueldos de los trabajadores de acuerdo al IPC.
2 – Congelamiento de precios
Para contener la inflación y el alto endeudamiento que afectan a la clase trabajadora, el gobierno debe congelar inmediatamente los precios de los bienes y servicios más básicos, como alimentos, arriendos, de la UF, del transporte y cuentas de luz, gas y agua.
3 – 40 horas ya, sin flexibilización laboral
Como planteamos en otro artículo, la reforma de las 40h aprobada por el Congreso está llena de letra chica. Es necesario reducir las horas de trabajo para que los trabajadores tengamos más tiempo libre y también para repartir las horas de trabajo, generando más empleos. Por ello, defendemos la reducción inmediata a 40h sin reducción de sueldos y sin flexibilización laboral al servicio del empresariado.
4 – Aprobación del 7 retiro y fin inmediato a las AFPs, con derecho a retiro de 100%
Las AFPs deben terminar. Esto es una necesidad que se viene gritando en las calles hace casi una década. Defendemos el derecho de todos los afiliados a retirar su dinero de las AFPs y la creación de un sistema público tripartito de pensiones controlado por los trabajadores y no por los empresarios.
5 – Renta mínima universal para trabajadores cesantes e informales
La cesantía y el trabajo informal son de las características más brutales del capitalismo. Con la cantidad de riqueza que se produce en Chile; así como en el mundo; es inconcebible que miles de familias no tengan dinero para sus necesidades básicas. Por ello, defendemos una renta mínima universal, es decir, para todos los trabajadores cesantes e informales mientras no exista pleno empleo.
6 – Por un plan urgente de construcción de viviendas sociales dignas para acabar con el déficit habitacional
Hoy en Chile más de 640 mil familias no tienen derecho a la vivienda. Al mismo tiempo, para que se tenga una idea, sólo en Santiago, 5 grandes bancos y compañías de Seguro (Consorcio Nacional de Seguros, Penta Vida, Banco de Chile, Banco Santander y Confuturo) ¡poseen casi 7 millones de m² de suelo! Todo ese terreno debe ser expropiado sin indemnizaciones y puesto al servicio de la construcción de viviendas sociales dignas. El Estado debe crear una empresa pública de construcción, bajo control de los trabajadores, para generar miles de empleos y acabar con el déficit habitacional.
¡Todo el apoyo a las tomas de tierra! ¡No a los desalojos! ¡Por la revocación de la Ley Anti Tomas!
7 – Basta de usura de los Bancos
Los Bancos han lucrado más de 5,5 mil millones de dólares en 2022 sin producir un solo milímetro de riqueza con su trabajo, porque ellos no producen. Son los grandes parásitos que chupan la sangre y el sudor de cada trabajador. Por ello es necesario que se congelen los reajustes de créditos hipotecarios y se suspendan todos los remates de bienes de los trabajadores. También planteamos la creación de un Plan Nacional de Crédito Blando para pequeños empresarios y la suspensión de toda la deuda CAE.
8 – Para financiar todas esas medidas, confiscar las ganancias de grandes empresas y nacionalizar el cobre y el litio
Para financiar todo ese plan, es necesario confiscar las ganancias de los grandes empresarios. Sólo las familias Luksic, Matte y Angelini ganaron más de 8 mil millones de dólares en 2022. Con ese dinero se podrían construir 140.000 viviendas sociales de 50 millones de pesos. Esas enormes ganancias empresariales deben estar al servicio del pueblo para financiar salud y educación.
Lo mismo en relación al cobre, la mayor riqueza producida por el país. Es necesario nacionalizar la gran minería del cobre y ponerla bajo control de trabajadores con participación de las comunidades afectadas por la gran minería. Sólo así será posible determinar cuánto se produce y de qué forma, protegiendo los ecosistemas y comunidades aledañas a grandes minas. El litio también debe ser nacionalizado y se debe abrir una amplia discusión nacional sobre su explotación o no en ecosistemas tan frágiles y únicos como los salares.
1 Ver “Salarios al Límite: Desposesión salarial en Chile” de la Fundación Sol