Murió Sebastián Piñera, expresidente de Chile. Su muerte no podría haber sido más simbólica de lo que era su vida: murió piloteando su propio helicóptero, en unos de los paisajes más bellos del país y volviendo de un almuerzo con otro gran empresario. Piñera era parte de la alta burguesía chilena, dueño de una de las mayores fortunas del país.
Su muerte generó conmoción. Políticos de todos los colores salieron a manifestar sus condolencias, desde la derecha hasta el Partido Comunista. Hasta Daniel Jadue, figura supuestamente más radical del Partido Comunista, lamentó su muerte, “a pesar de sus profundas diferencias”.
Desde el MIT, no lamentamos la muerte de Piñera ni manifestamos condolencias. Piñera no era uno de los nuestros, no era de nuestra clase. Por el contrario, en sus dos gobiernos, demostró ser un feroz enemigo de la clase trabajadora y de la juventud popular.
Piñera nació en una familia tradicional de políticos y aristócratas chilenos, en un sector pequeño burgués bastante acomodado. Su padre fue uno de los fundadores del Partido Demócrata Cristiano y diplomático durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Durante toda su vida, Sebastián Piñera tuvo todos los privilegios de las familias dominantes chilenas, estudiando en los mejores colegios dentro primero y posteriormente, fuera del país. Su historia de ascensión social se dio principalmente a partir de su carrera en el sistema financiero, donde trabajó para el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Por algunos años pasó por el mercado inmobiliario, donde empezó a ganar mucho dinero con la especulación inmobiliaria. Posteriormente, fue asesor del Banco de Talca, donde participó de un escandaloso caso de corrupción, siendo investigado y declarado culpable en primera instancia. Cuando lo declararon reo y le dieron orden de detención, huyó del país por 24 días. Posteriormente fue sobreseído vergonzosamente por la justicia burguesa, que mantiene hasta hoy la tradición de proteger a los burgueses corruptos.
La ascensión de Piñera en las últimas tres décadas fue estratosférica, siempre utilizando sus conocimientos en el mercado financiero y la especulación para invertir en empresas y bancos. Del punto de vista económico, como burgués, Piñera deja un legado casi nulo para Chile. Su único interés siempre fue multiplicar su fortuna, sin ningún plan de desarrollo nacional que rompiera el carácter semicolonial de la economía chilena, sin la creación de ninguna empresa o industria útil para la mayoría de la población. Un verdadero parásito del pueblo chileno, experto en saquear al pueblo a través de tarjetas de créditos, préstamos y especulación.
Del punto de vista político, Piñera fue un criminal. Durante su primer gobierno estallaron las enormes movilizaciones estudiantiles de 2011, las cuales enfrentó con mano dura, ordenando la represión a los jóvenes, con torturas, prisiones políticas y un largo etc. También enfrentó de manera muy violenta las manifestaciones de Aysén en 2012, enviando tropas desde Santiago para acabar con las movilizaciones del pueblo patagónico.
En 2019, fue responsable por declarar la guerra al pueblo después del estallido revolucionario del 18 de octubre. Fue el primer gobierno democrático en poner los militares en las calles contra las manifestaciones de masas, siendo responsable por las decenas de asesinatos durante ese periodo y por las centenas de mutilados, así como la muerte del Comunero Mapuche Pablo Marchant, asesinado bajo su gobierno.
Hoy estaba en el banquillo de los acusados de la Justicia burguesa, debido a las varias causas en contra de él por violación a los derechos humanos, una de ellas patrocinada por nuestra compañera abogada María Rivera.
Los gobiernos de Piñera profundizaron los problemas del país. Profundizaron las privatizaciones de servicios públicos y de las pensiones, mantuvieron el saqueo de los bienes naturales como el cobre y el saqueo de las tierras Mapuche para el negocio forestal-maderero. Vale recordar que parte de este modelo económico fue idealizado e implementado por su propio hermano, José Piñera, exministro de la dictadura y uno de los ideólogos del sistema de las AFPs y del maldito plan laboral de Pinochet.
Así, el legado de Piñera para Chile es nefasto, de todos los puntos de vista, para el pueblo chileno. Un parásito, burgués y criminal. De nuestra parte, la muerte de personas como Sebastián Piñera no nos causa ninguna conmoción. Lo que sí lamentamos que haya muerto impune, sin ir a la cárcel después de los tantos crímenes que cometió.
Por último, queremos recordar que Gabriel Boric, actual presidente, en su campaña electoral, amenazó a Piñera diciendo que este seria perseguido por sus crímenes contra los derechos humanos. Sin embargo, después que llegó al gobierno, Boric no solo no lo persiguió como lo llevaba a viajes y encuentros con empresarios y políticos, dentro y fuera de Chile. Hoy, mientras lamenta la muerte de Piñera, Boric y el Partido Comunista dejan morir a los presos políticos mapuche en huelga de hambre. Ya entendimos de qué lado están.
La muerte de Piñera no cambia nada en Chile. Mientras vivamos en un Chile capitalista, muchos otros Piñeras surgirán y se beneficiarán de la miseria y explotación de la clase trabajadora.