por Noelia, trabajadora de farmacia y militante del MIT, Punta Arenas
Ad portas de comenzar una huelga se encuentran las y los trabajadores de las dos cadenas farmacéuticas más grandes y poderosas del país.
Las extensas jornadas de trabajo antes y durante la pandemia han tenido como resultado, trabajadores colapsados sosteniendo una vez más una crisis que nosotros no generamos. La precarización que vivimos es evidente, sintiendo en nuestros hombros la presión de tener que trabajar hasta once horas diarias, debido a la falta de trabajadores, sumado al pánico colectivo que sentimos por la mortalidad del virus, y las consecuencias de contagiarnos.
Las instrucciones de aquel momento se redujeron a dividir a los trabajadores, para que el contagio y posterior licencia médica de éstos, no afectara las ganancias diarias, cargando sobre nuestras espaldas, la continuidad de funcionamiento de la empresa.
La multifunción, la canela (incentivo para vender medicamentos de alto valor) y la “sobreexplotación” ya están instaladas en el rubro, todo esto ante los ojos de quienes dicen defendernos, y por acción u omisión, no hacen otra cosa que ponerse del lado de los explotadores multimillonarios, dueños de esta farmacia disociándose así de los trabajadores.
Tenemos la convicción que somos nosotras y nosotros las trabajadoras y los trabajadores quienes generamos el capital que hace funcionar esta empresa, por lo que no titubeamos en usar nuestra herramienta de lucha y organizados tomar el camino de la huelga.
