David Espinosa
Entran presidentes, salen presidentes. Se cambian los parlamentarios. Todos prometen cambios en la época electoral. Después de las elecciones, la vida sigue. Todo igual, o peor. Para la mayoría de nosotros, los trabajadores, los sueldos no llegan al fin de mes. En el artículo anterior ya hablamos sobre la situación de la mayor parte de la clase trabajadora y porqué esto es así.
En este artículo nos plantearemos otra pregunta: ¿es posible cambiar el sistema en que vivimos? ¿Es posible que la mayor parte de las personas vivan con dignidad y que todo lo que producimos sea utilizado para satisfacer las necesidades de la mayoría y no solamente los lujos de una pequeña minoría?
Somos trabajadoras y trabajadores
Cualquier trabajador o trabajadora sabe que, si no nos movemos, nadie nos va a ayudar. Para un hijo de burgués, la vida es fácil, pues todo es regalado. Para la clase trabajadora, no. Siempre corremos el riesgo de perder el trabajo, de tener una enfermedad y no tener dinero para pagar el tratamiento, etc. Nuestra vida se mantiene arriba de un hilo delgado.
Igual que en nuestra vida personal, si no nos movemos como clase trabajadora, colectivamente, no podremos cambiar la actual situación de nuestro país y del mundo. A veces algunos entre nosotros logran, después de mucho esfuerzo o suerte, cambiar su situación personal o la de sus hijos. Sin embargo, aunque algunos pocos entre nosotros puedan “subir en la vida”, la mayoría sigue abajo. Y siempre corremos el riesgo de perder lo que conquistamos. El primer paso para cambiar nuestras condiciones de vida, por lo tanto, es que nos reconozcamos como trabajadores y trabajadoras, como una clase.
Los empresarios y banqueros se reconocen como una clase. Se organizan, tienen sus asociaciones, medios de comunicación, partidos políticos. Se organizan para seguir gobernando y robándonos la riqueza que producimos nosotros.
Pero nosotros, los trabajadores, estamos divididos. Ellos nos dividen todo el tiempo para que no nos reconozcamos como una clase. Para ellos es muy bueno que los chilenos nos creamos mejor que los inmigrantes. Que los hombres nos creamos mejor que las mujeres, que los trabajadores de planta se crean mejores que los subcontratistas, etc., etc.
Mientras ellos se organizan cada día más colectivamente, nos dicen que tenemos que esforzarnos individualmente para lograr algo en la vida. Que no nos metamos en la política, que no nos metamos en los sindicatos, que trabajemos, trabajemos y trabajemos. Todo eso es para que nos sigan saqueando.
La clase trabajadora tiene que construir su partido para cambiar el sistema
Los trabajadores tenemos que organizarnos para pelear por nuestros derechos. Tenemos que organizarnos en los sindicatos, juntas de vecinos, colectivos de mujeres, centros de estudiantes, etc. Pero principalmente tenemos que organizarnos como clase, en un partido político que defienda a nuestros intereses y no a los intereses de los ricos y poderosos. Un partido que organice a la clase trabajadora para botar abajo el sistema capitalista en Chile y a nivel Internacional. Para retomar las riquezas que nos fueron robadas, para retomar nuestras pensiones, nuestros recursos naturales. No un partido para ganar elecciones y mantenerse en el poder gobernando para los poderosos.
Hoy en Chile no hay ningún partido que represente a los intereses de los trabajadores y de la mayoría del pueblo. El Partido Comunista y el Partido Socialista un día representaron a un sector importante de trabajadores, pero hoy ya no tienen nada que ver con eso. Hace mucho pasaron para el lado de los empresarios, de los corruptos, de los que ganan con este sistema de explotación. El Frente Amplio, que aparece como algo nuevo, tampoco lo es. Reproducen el discurso y la práctica de la vieja Concertación y no son un partido compuesto en su mayoría por trabajadores y trabajadoras, sino por profesionales liberales y jóvenes de clase media. Están lejos de lo que vive la clase trabajadora más explotada.
Desde el Movimiento Internacional de los Trabajadores y de la Liga Internacional de los Trabajadores hacemos una invitación a las y los trabajadores a que se incorporen a la construcción de este proyecto, al proyecto de construir un fuerte partido de la clase trabajadora, obrero y popular, donde los patrones, banqueros y grandes empresarios no sean bienvenidos, un partido que se proponga organizar una revolución y llevar a los trabajadores al poder.