Los casos de Covid-19 ya pasan de los 7 mil diarios. Estamos superando los números de 2020. Ya son más de 30 mil muertes, entre confirmadas y sospechosas. La ocupación de camas UCI ya alcanza 95% (en algunas regiones 99%, como la Araucanía). La previsión para las próximas semanas es aterradora – para el 6 de abril el gobierno prevé más de 4000 personas en cuidados intensivos. La segunda ola llega con los trabajadores de la salud ya agotados, después de un año de trabajo intenso y en malas condiciones. Las nuevas variantes traen una enorme preocupación, ya que pueden ser más fatales, más transmisibles o incluso no responder a las vacunas ya desarrolladas. En Brasil, país vecino, las muertes de personas jóvenes han aumentado de manera importante en las últimas semanas. Este país está sufriendo una verdadera catástrofe social por las nefastas políticas de Bolsonaro y los empresarios, que amenazan a todo el mundo con el descontrol del virus.[1]
Acá, el gobierno de Piñera volvió a decretar la cuarentena en gran parte del país y en toda la Región Metropolitana de Santiago. Nuevamente miles de trabajadores/as están siendo despedidos. Los trabajadores informales se quedarán sin posibilidad de trabajar y los que seguimos trabajando estaremos expuestos al contagio. La misma pesadilla nuevamente.
Las cuarentenas y medidas tomadas por el gobierno ya se transformaron en broma para la mayor parte de los trabajadores. Nos reímos para no llorar. La última burla de este gobierno fueron las palabras del ministro Lucas Palacios, diciendo a los trabajadores que hagan sus compras en las ferias por delivery. Una vez más, ministros y políticos demuestran que no tienen idea de cómo vivimos los que movemos este país.
Las cuarentenas decretadas hasta ahora han sido totalmente hipócritas e insuficientes. En las comunas que estaban o están en Fase 2, los trabajadores pueden salir a trabajar, tomar micros y metros llenas, durante la semana, pero el fin de semana son obligados a estar en su casa. Pueden estar en enormes filas en los bancos e instituciones públicas, pero no pueden estar en la calle después de las 22h. Muchas empresas no esenciales siguen consiguiendo permisos para sus trabajadores, exponiéndolos día a día al contagio. Millones tienen que elegir entre seguir trabajando y posiblemente contagiarse o permanecer en su casa sin trabajo.
Las cuarentenas son útiles combinadas con una serie de otras medidas y cuando son realizadas de forma seria, cuándo existen intenciones de combatir el problema. En su última y polémica entrevista, Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico, hizo una acertada crítica a la forma como el gobierno viene utilizando las cuarentenas como si fuesen la gran solución del problema. Izkia defiende que una de las medidas más efectivas para combatir la expansión del virus es la trazabilidad, ya que permite identificar los focos de contagio y combatirlos de forma mucho más precisa. Según ella, la trazabilidad en Chile no pasa de más de 2 personas por contagio. En algunos países avanzados llega hasta a 14 personas. Para hacer eso, el gobierno debería gastar mucho más dinero y formar un verdadero ejército de personas para encontrar, testear, aislar y tratar a las personas contagiadas. Pero eso no es realizado. Lo que se hace es aumentar la cantidad de camas UCI y administrar la cantidad de muertos. Pero esto también tiene un límite, ya que el personal de la salud está agotado y ya empiezan a faltar recursos humanos.
La verdad es que no existe una intención de proteger las vidas humanas. La intención es mantener la economía funcionando, las grandes empresas teniendo ganancias, sin generar un colapso del sistema de salud, de manera que los que “tengan” que morir vayan muriendo de forma “organizada”.
Cuarentenas y cesantía
Para “paliar” los efectos de la cuarentena, el gobierno anunció la inversión de más 6 mil millones de dólares en bonos y “ayudas sociales”. Esos bonos, como ya vimos el año pasado, son completamente insuficientes y no logran solucionar ninguno de los profundos problemas que sufren los trabajadores. La cantidad de personas viviendo en campamentos aumentó en más de 70% desde el inicio de la pandemia, debido al valor de los arriendos y a la cesantía. Ya son más de 80 mil familias viviendo en esas condiciones.[2]
Durante la primera ola, la clase trabajadora se salvó sola. Nos salvamos con las ollas comunes, centros de acopio, con nuestros fondos de pensión y nuestro seguro de cesantía. Si no fuera la enorme presión popular, las AFPs no habrían sido obligadas a devolvernos los 10%. La situación tiene que llegar al límite para que los parlamentarios y el gobierno reaccionen.
Mientras nosotros, los trabajadores, estamos sufriendo las peores consecuencias de la pandemia, algunos multimillonarios enriquecieron aún más. El caso de la familia Luksic es insólito – doblaron su patrimonio en el periodo de pandemia. Solo con el patrimonio de esa familia (24 mil millones de dólares) podríamos casi doblar el presupuesto de la salud pública.
Los grandes empresarios siguen nadando en dinero. Ayer (27/03) fueron publicadas las utilidades de las 30 mayores empresas que cotizan en la bolsa de valores (índice IPSA). En un año dónde 1,5 millón de trabajadores quedaron cesantes y tuvieron que consumir sus ahorros previsionales o los fondos del seguro de cesantía, las mayores empresas tuvieron utilidades por 2 billones de pesos, el equivalente a 3 mil millones de dólares. Esa enorme cantidad de dinero es repartida entre un número muy pequeño de accionistas de esas empresas, que pertenecen a las familias más ricas de Chile y a inversionistas extranjeros. Con ese dinero se podrían construir miles de nuevas viviendas, podríamos aumentar las pensiones, invertir en salud o en verdaderos auxilios para los trabajadores que quedaron cesantes. Pero no. Los ricos tienen que seguir enriqueciéndose.
Las grandes mineras nunca estuvieron tan contentas, con el precio del cobre sobrepasando los 4 dólares la libra, sus ganancias serán enormes. Los mineros siguen siendo el motor de la economía del país. La mayor parte de los 6 mil millones de dólares que gastará el gobierno en “ayuda social” será financiado por plata del cobre.
Si hubiese una verdadera intención en salvar vidas, los parlamentarios y el gobierno deberían confiscar la totalidad de las utilidades de las grandes empresas para combatir la pandemia. Las propuestas que surgen de los partidos reformistas como Frente Amplio o Partido Comunista son totalmente insuficientes, como es el royalty minero. Esos partidos son la pata izquierda de los empresarios – se arrodillan para pedir las migajas que caen de sus mesas. Es miserable.
Nuevamente veremos la repetición del año pasado, pero ahora peor, con la pandemia más fuerte, con trabajadores de la salud agotados y sin que nos podamos salvarnos solos con nuestros propios ahorros. Sin dudas eso obligará a la clase trabajadora a salir nuevamente a presionar para que los multimillonarios sean obligados a repartir parte de sus enormes ganancias.
Vacunación masiva – ¿el milagro chileno?
Mientras administra las muertes, el gobierno se jacta de que nuestro país es uno de los que más ha vacunado en el mundo. Este hecho es una realidad, Chile se encuentra actualmente entre los 5 países con mayor porcentaje de vacunados de acuerdo a su población. Esto es una buena noticia, pero ¿qué está por detrás de eso?
Con las informaciones que son públicas hasta ahora no tenemos como hacer un análisis acabado de qué está por detrás del “milagro chileno”. Sin embargo, algunos elementos ya son evidentes. La enorme apertura de nuestra economía al mercado mundial, en particular las relaciones comerciales con potencias como China y EEUU, nos beneficiaron parcialmente para acceder a algunos millones de dosis de vacuna. No sabemos cuánto se están pagando por estas vacunas ni los acuerdos que el gobierno está haciendo con el Estado Chino o norteamericano. Es posible que por detrás del “milagro” de la vacunación masiva se estén haciendo acuerdos espurios para que esos países no solo tengan enormes ganancias con las vacunas pero principalmente para que puedan penetrar aún más en nuestra economía. China tiene un enorme interés en nuestra economía y ya viene transformándose en un agente de peso en el sector distribución de energía eléctrica y también del litio. Su proyecto es controlar cada vez más la cadena de producción mineral para abastecer a su enorme industria. Estados Unidos, por otro lado, tiene algunas de las mayores empresas del país en la banca, retail, minería, AFPs y no quiere perder espacio.
Aunque haya acuerdos espurios, hoy estamos siendo “beneficiados” por la importación masiva de vacunas. Sin embargo, hay un problema muy profundo en eso. Si bien hoy tuvimos “suerte” de tener acceso a las vacunas, nadie garantiza que esos laboratorios no podrían romper los acuerdos y vender a países que paguen precios mejores. Nosotros dependemos totalmente de los grandes laboratorios extranjeros, ya que el desarrollo de vacunas en Chile por el Instituto de Salud Pública (ISP) fue abandonado a partir de 2005. La lógica del libre mercado nos puede beneficiar en ocasiones muy particulares, pero tiene enormes riesgos. El mayor riesgo es justamente que no logremos acuerdos comerciales o no tengamos dinero para competir por las vacunas y nos quedemos sin nada. Y peor, sin ninguna capacidad de producir nuestras propias vacunas.
No podemos acostumbrarnos a esta situación. Es fundamental que empecemos a discutir la necesidad de que nuestra industria y laboratorios empiecen a producir insumos para contener a esta y a las futuras pandemias. Esos insumos van desde ventiladores mecánicos, medicamentos, equipos médicos, etc. Hoy estamos en las manos de grandes farmacéuticas, laboratorios y capitalistas extranjeros. No podemos seguir contando con la suerte.
Es necesario tomar reales medidas para combatir la pandemia
No podemos esperar nada del gobierno de Piñera, del Parlamento y de los grandes empresarios. Las medidas propuestas por el gobierno son totalmente insuficientes y no impedirán el empobrecimiento brutal de nuestra clase. Para millones ya no queda nada de ahorros en las AFPs o en el Fondo del Seguro de Cesantía.
Si no nos organizamos y luchamos estaremos nuevamente a la deriva. En las poblaciones que están en cuarentena la cesantía ya vuelve a golpear con fuerza. Debemos retomar las ollas comunes, centros de acopio y demás iniciativas para paliar el hambre.
También debemos reconstruir las Asambleas territoriales y demás espacios de organización en los territorios, que pueden ser realizados de forma virtual en la actual coyuntura. Debemos instalar esa discusión también en los lugares de trabajo, emplazando los dirigentes sindicales a realizar asambleas para discutir las medidas necesarias para combatir la pandemia y defender el empleo.
Debemos empezar a elaborar un plan obrero y popular para combatir la crisis sanitaria y económica. En nuestra opinión esas medidas pasan por:
1 – Doblar las inversiones en la Salud pública de forma inmediata para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la salud (reducir la jornada laboral con el mismo sueldo y contratar más personal de salud), fortalecer la salud primaria, la trazabilidad y tomar todas las medidas recomendadas por los especialistas; Defendemos la expropiación de todas las clínicas y laboratorios privados y que estos sean controlados por sus trabajadores;
2 – Debemos reorientar la producción de la industria nacional para combatir la pandemia. Eso significa producir todo lo que sea necesario para construir nuevos hospitales, producir equipos médicos, ventiladores mecánicos, invertir en laboratorios públicos para desarrollar vacunas nacionales, etc;
3 – Para garantizar cuarentenas efectivas, el Estado debe pagar un sueldo mínimo universal de 600.000 pesos para todos los cesantes, informales y trabajadores que ganen menos de 600.000;
4 – Es fundamental invertir en condiciones sanitarias para los barrios populares y construcción de viviendas para acabar con el déficit habitacional; los inmigrantes no causaron ese déficit que se arrastra por décadas
5 – Toda esa enorme inversión debe ser financiada con la confiscación de las ganancias de las grandes empresas, con un impuesto inmediato y progresivo de 50% a las grandes fortunas del país y con la expropiación de las grandes empresa mineras, Bancos y demás empresas pertenecientes a los 10 mayores grupos económicos.
Todo ese plan económico solo puede ser conquistado con organización y lucha de la clase trabajadora. Desde el MIT ponemos la candidatura de nuestra compañera María Rivera (Lista del Pueblo, Distrito 8) al servicio de desarrollar la movilización para conquistar ese plan obrero y popular. Emplazamos a los demás candidatos y candidatas a impulsar la organización y lucha de los trabajadores por esas medidas.
Sobre las elecciones de 10 y 11 de abril
El gobierno ya anunció que enviará al Parlamento una propuesta de aplazamiento de las elecciones de 10 y 11 de abril. Esa discusión, de la forma como la hacen los políticos, es totalmente hipócrita, ya que no se toman las demás medidas para garantizar cuarentenas reales, proteger a los trabajadores cesantes y a los que siguen trabajando.
En nuestra opinión, todas las medidas que señalamos arriba deberían ser implementadas si efectivamente se quiere combatir la pandemia. En ese sentido, defendemos el aplazamiento de las elecciones, ya que no están dadas las condiciones sanitarias para realizarlas sin exponer a gran parte de los trabajadores al contagio.
También queremos llamar la atención a todos los trabajadores y trabajadoras sobre posibles fraudes electorales, ya que las elecciones serán realizadas en dos días y las urnas estarán bajo la fiscalización de las Fuerzas Armadas, que son parte del Estado controlado por el gran empresariado, que no tiene pudores en corromper, coludirse o engañar al pueblo.
En nuestra opinión las elecciones deben ser realizadas cuando haya condiciones sanitarias (no en el peak de la pandemia), con control y fiscalización de la población organizada, no de los militares. Seguimos defendiendo la destitución del gobierno de Piñera y de todo el Congreso, que no tienen legitimidad para seguir gobernando.
[1] 3 em cada 10 mortes de covid no Brasil são de jovens e adultos, alta de 35% – 21/03/2021 – UOL Notícias
[2] Cifras históricas: campamentos aumentaron en un 73% desde 2019 en Chile | Nacional | BioBioChile