Si usted o algún familiar o amigo es minero u operario de alguna industria de la sexta Región lo invitamos a dialogar sobre el problema de la Contaminación
La contaminación en la sexta región y el Material Particulado (MP)
¿Sabía usted que las industrias, los automóviles y la quema de leña, han generado un impacto, ubicando en el 2018 a Rancagua como una de las 20 ciudades más contaminadas de América según la Organización Mundial de la Salud (OMS)??
¿Qué Rancagua fue declarada zona saturada (Las normas de cantidad de contaminantes están sobrepasadas)? ¿Qué ocupa el lugar 20 en la medición de MP2,5 (partículas finas) y el primer lugar en la medición de MP10 (partículas más gruesas)? ¿Qué el material particulado inhalado continuamente y en altas cantidades, provocan enfermedades respiratorias como bronquitis crónica, asma, neumonía, incluso cáncer? Que las recomendaciones de la OMS son reducir la concentración de MP2,5 a 10 mg/m3 al año?, demasiado lejos de lo que marca Rancagua: 30 mg/m3.
El impacto de la minería
Pinochet, promulgó el Decreto Ley 600 de Estatuto de Inversión Extranjera en 1974, fomentó la inversión de transnacionales en la minería, la que se expandió sin planificación, afectando al medioambiente². Así han sido la fundición Ventanas originando a los “hombres verdes” y El Salvador, vertiendo sus relaves al mar. A pesar de las “leyes y medidas” de los gobiernos, no se ha detenido la contaminación. Los Pelambres IV región, ha sido denunciada por derramar residuos industriales líquidos en ríos de la zona.
Otra consecuencia es la silicosis que enferma a cientos de mineros, lo que ha sido abordado en nuestras ediciones anteriores, y que mineros de distintos sindicatos, como el Mas Errázuriz 3, han denunciado incansablemente, chocando con el cinismo y falta de respuestas por parte de las contratistas y Codelco³.
La resistencia de los vecinos de Machalí
En 2014 luchó la organización de vecinos de Machalí en rechazo a planta de arsénico de Codelco⁴ instalada en el cerro El Minero. Carmen Denis, presidenta del Comité Ambiental de Machalí dijo: “En realidad el arsénico estuvo 17 años en el cerro El Minero, literalmente encima de la tierra, con bolsas de plástico, sin ningún tipo de resguardo…” Gracias a la presión de los vecinos de Machalí, las autoridades se sentaron en mesas de diálogos. Sin embargo, siguen jugando con nuestra salud. Hoy Codelco está instalando piscinas de arsénico en Caletones sin estudios previos y serios que descarten riesgos para nuestra salud.
Mineros, operadores y comunidad debemos unirnos
La respuesta de las instituciones no ha sido efectiva: con su “Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA)” no han logrado llegar a los niveles de MP permitidos para nuestra salud; las mesas de diálogo solo han dilatado y disuelto las organizaciones de trabajadores y comunidades.
Es por eso por lo que los trabajadores, mineros, operadores, en conjunto con las comunidades afectadas, debemos organizarnos para revertir las medidas que profundizan la contaminación: exigir estudios serios para ver si es necesario frenar la instalación de piscinas de arsénico en caletones; exigir actualización e información pública de la concentración de los contaminantes en las distintas estaciones de monitoreo; exigir mayor presupuesto para tecnología limpia y menos para el lucro del patrón; etc. Todo esto debe partir organizando asambleas, instando a dirigentes sindicales y populares que pongan los temas.
Control obrero y de la comunidad de la producción
Gobiernos ni Parlamento pedirán sanciones para los responsables: los empresarios. Ya que están envueltos en sus negocios y financian sus campañas políticas. Los empresarios para mantener o aumentar su ganancia, no invierten en tecnologías limpias, les importa más su negocio que la salud y vida de los trabajadores y comunidades. Quienes más conocemos de los procesos productivos y nos preocupamos por el bienestar de las familias y la comunidad somos las y los trabajadores, por eso somos quienes debemos controlar y administrar la producción, expropiando a los empresarios, como única garantía de tener una industria que produzca según las necesidades de la sociedad y no las del bolsillo del patrón.