Hace pocos días el grupo CAP anunció, nuevamente, el cierre indefinido de la Siderúrgica de Huachipato, histórica empresa de producción de acero en el país. Como ya preveíamos en la nota que reproducimos abajo, las medidas tomadas por el gobierno a través de la Comisión Anti-Distorsiones de implementar sobretasas al acero chino no serían suficientes para evitar el cierre de la empresa. Es fundamental que los trabajadores de Huachipato, de la región del Bíobio y de todo el país empiecen a organizarse y movilizarse para evitar el cierre de esa importante empresa y para exigir su nacionalización. Abajo reproducimos la nota que escribimos el 1 de abril de este año y que mantiene total actualidad.

El miércoles 20 de marzo, el grupo CAP anunció el cierre indefinido de la planta Siderúrgica de Huachipato, en Talcahuano, de la cual es controlador. El cierre por tiempo indefinido es un paso más en el sentido del cierre total y definitivo de la empresa, anunciado para un plazo de no más de 3 meses. Según el grupo controlador, la siderúrgica, que tiene más de 70 años, no tiene condiciones de seguir compitiendo con el acero importado de China, que llega a Chile a precios muy bajos, incluso por debajo de su precio de costo (práctica que en el mundo empresarial se caracteriza como dumping).

Así, hace ya varios meses que CAP y los sindicatos de Huachipato vienen solicitando al gobierno que se aplique una sobretasa al acero chino que permita la sobrevivencia de la siderúrgica. Estos pedidos fueron evaluados recientemente por la Comisión Antidistorsiones, organismo que reúne a representantes de varios ministerios y también a un representante del Banco Central y el Fiscal Nacional Económico. A partir de las resoluciones de la Comisión, el gobierno de Boric impuso una sobretasa a diversas empresas que importan acero chino.[1]

Los empresarios de CAP y los dirigentes de los sindicatos dicen que las sobretasas aprobadas no son suficientes y que la empresa deberá cerrar sus puertas si no hay cambios en la resolución. Por su parte el Ministro de Economía del gobierno de Boric, Nicolás Grau, viajó a la zona sin mayores soluciones, afirmando que “es imposible la estatización y que es una decisión de una empresa privada”. El posible cierre de la siderúrgica significaría una tragedia social en la región del Bíobio, ya que más de 22 mil trabajadores dependen directa e indirectamente de la empresa.

Entendamos mejor qué está pasando…

China y la desindustrialización de América Latina

En las últimas 3 décadas, China ha sido la fábrica del mundo y el motor de la acumulación capitalista mundial. Cientos de miles de empresas de todo el mundo se instalaron en China para utilizar la mano de obra barata de la clase obrera china. La dictadura del Partido Comunista ha logrado mantener un ambiente espectacular para las empresas capitalistas, impidiendo la organización de los trabajadores en sindicatos y estableciendo niveles de explotación pocas veces vistos en otros países. Junto con la enorme producción para exportación, China tuvo un crecimiento de su mercado interno impresionante, con la construcción de enormes metrópolis, con grandes líneas de metro, enormes edificios, infraestructuras, producción masiva de automóviles y un largo etc. Ese proyecto de desarrollo capitalista fue financiado y controlado por Estados Unidos y las potencias capitalistas europeas, con el apoyo del PC chino.

En Latinoamérica el crecimiento chino tuvo 2 consecuencias importantes y complementarias. Por un lado, proporcionó periodos de crecimiento económico a los países latinoamericanos debido a la exportación de materias primas para las industrias chinas. Por otro, incentivó la desindustrialización de la región, debido a que China pasó a concentrar gran parte de la producción manufacturera mundial y también los procesos industriales básicos, como fundiciones y refinerías de minerales e hidrocarburos.  

En Chile, el proceso de desindustrialización empezó ya durante la dictadura cívico militar de Pinochet, con la apertura total del país a las mercancías extranjeras. La dictadura prácticamente destruyó el modelo “desarrollista” iniciado en los años 30 con el gobierno de Pedro Aguirre Cerda y profundizado después de la Segunda Guerra Mundial. La apertura económica benefició a grandes empresas de los países imperialistas, como Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y otros, que pasaron a inundar el mercado chileno con sus productos. Así, la economía chilena retrocedió cada vez más a su carácter de exportadora de materias primas y productos de bajo valor agregado (como frutas, pescados, etc.). Este carácter semicolonial y “extractivista” de nuestra economía fue profundizado por los gobiernos democráticos de la ex Concertación, la derecha y sigue siendo profundizado por Boric.

Ya en el caso de las relaciones Chile-China, las relaciones comerciales con el gigante asiático se profundizaron principalmente en los últimos 20 años. Hoy China es el principal “socio” comercial de Chile (en importaciones y exportaciones). Así, lo que pasa en la economía china tiene fuerte influencia en la economía chilena. En los últimos años, debido a que China está tocando techo con su crecimiento y con la demanda de su mercado interno, la cantidad de productos chinos exportados ha aumentado vertiginosamente, inundando mercados con mercancías “a precio de huevo”. Esto ha llevado a que varios países impongan aranceles a distintos productos chinos.[2]

En Chile las consecuencias son importantes. En la producción de cobre, principal sector económico del país, estamos viendo el cierre de históricas fundiciones. Al cierre de la fundición de Ventanas se suma ahora el cierre de la de Paipote, fundición que llevaba 72 años funcionando.[3] Las empresas privadas y también Codelco han priorizado la exportación de cobre bruto (concentrado de cobre) para que China realice los procesos de fundición y refinación. Lo mismo está pasando ahora con Huachipato, en la producción de acero. Es posible que otros sectores económicos también se vean afectados por la competencia china.

El grupo CAP y el cierre de Huachipato

La Compañía de Aceros del Pacífico (CAP) fue privatizada durante la dictadura. Su privatización se dio en el marco de la privatización de cientos de empresas estatales, realizadas de manera fraudulenta y beneficiando a los amigos del régimen de Pinochet. Los informes de la Comisiones Investigadoras realizadas por la Cámara de Diputados en 1991 y 2004/2005 concluyeron que el Estado chileno perdió miles de millones de dólares en esas privatizaciones.[4]

En las últimas décadas, CAP ha sido un conglomerado muy lucrativo. El grupo CAP está dividido en 4 ramas: Compañía Minera del Pacífico (producción de hierro), Huachipato (acero), Soluciones de productos de acero (empresas en Chile, Argentina y Perú) y CAP infraestructura, donde entran el sector de transmisión eléctrica, terminales portuarios, y productoras y distribuidoras de agua.[5] En los años de 2020 y 2021, por ejemplo, CAP tuvo utilidades por 300 y 741 millones de dólares, respectivamente.[6] En 2022, fueron U$225 millones. En 2023 la empresa reporta haber tenido una pérdida de U$7 millones, sin embargo, su ganancia bruta (Ebitda) fue de 691 millones,[7] o sea, todos los prestamistas de CAP (la banca) recibieron millones de dólares de ganancias. En el caso de Huachipato, según CAP, la Siderúrgica ha tenido pérdidas en la última década, con algunos años de ganancias positivas (2018 y 2021).[8]

Mientras los dueños de CAP “lloran” por las pérdidas de Huachipato, su realidad no tiene nada que ver con “pérdidas”. Además de los millones que ganan en el reparto de los dividendos del conglomerado (por la cantidad de acciones que poseen), sus principales accionistas ganan miles de dólares por pertenecer al directorio del grupo. En 2022, 7 directores ganaron más de 4 millones de dólares en “remuneraciones”.[9] Algunos de esos directores además son directores de Huachipato, como es el caso de Roberto de Andraca Adriasola (hijo de Roberto de Andraca), que gana más de 60 mil dólares por año solo en el directorio de Huachipato.[10]

Los dos principales grupos familiares dueños de CAP (y de las sociedades anónimas que la controlan, Invercap y South Pacific Investiment) son las famílias de Andraca y Rassmuss, antiguos socios desde la privatización de la empresa.

Esas dos familias no controlan solamente el conglomerado CAP. Si investigamos un poco más, veremos que la Sociedad Anónima Invercap (principal accionista de CAP y perteneciente a la familia Rassmuss) tiene inversiones en más de 50 empresas, de distintos sectores, como energía, inmobiliarias, empresas químicas, entidades financieras, etc.[11] Uno de los directores de Invercap es nadie menos que Patricio Contesse Fica, hijo de Patricio Contesse, histórico gerente general del grupo SQM y brazo derecho del corrupto Ponce Lerou (ex yerno de Pinochet).

Como podemos ver, no existe ninguna pérdida real para los dueños de CAP con Huachipato. CAP es controlada por grandes capitalistas que ganan millones de dólares succionando la riqueza producida por los trabajadores. Lo que sí existirá con el cierre de la empresa será un desempleo masivo en la región del Bíobio, con miles de familias ingresando a los índices de pobreza de la región.

La decisión de cerrar Huachipato, en primer lugar, es un intento de chantaje para que el gobierno subsidie la empresa y permita que sus dueños sigan ganando utilidades millonarias. En segundo lugar, los dueños de CAP ya se han dado cuenta que es mucho más lucrativo exportar materias primas que promocionar el desarrollo nacional, manteniendo miles de empleos, invirtiendo en desarrollo tecnológico, etc. No es casualidad que después del anuncio de cierre de Huachipato, las acciones de CAP subieron más de 6%. Los dueños de CAP demuestran lo que siempre dijimos, que las familias más ricas de Chile no tienen ningún proyecto de nación. Su “nacionalismo” se resume a saquear el país y exportar materias primas, en alianza con el capital internacional.

¡Por una política independiente de los trabajadores! ¡Por un paro regional ahora, convocado por la Mesa de Defensa del Empleo y la Industria del Bíobio!

En los últimos días se han producido importantes movilizaciones de los trabajadores Huachipato junto a otros sectores de la región, como los portuarios. Estas manifestaciones son fundamentales para enfrentar el cierre de la siderúrgica. Se habla incluso de un paro regional en los próximos días. 

El surgimiento de la Mesa de Defensa del Empleo y la Industria del Bíobio, que agrupa a los sindicatos de la industria de la región, como portuarios, sindicatos del comercio y del sector público, puede ser una herramienta importante para la lucha y para frenar el cierre. Las patronales y el gobierno solo velarán por sus intereses. Es necesario fortalecer la organización independiente de las y los trabajadores en un paro regional indefinido, con un plan de lucha discutido desde las bases y con delegados elegidos por asambleas por sector. No podemos repetir experiencias como la del cierre de la fundición Ventanas de Codelco, que expresó la indolencia del gobierno y el fracaso de la política de muchos dirigentes sindicales que confían más en las mesas con los ministros que en la lucha de los trabajadores.

En todo Chile debemos ampliar las iniciativas de solidaridad con los trabajadores de Huachipato y sus familias. Es fundamental que la CUT prepare un plan de lucha con movilizaciones nacionales en solidaridad con Huachipato y que incluya con centralidad en su pliego de demandas del Paro convocado para el 11 de Abril el rechazo al cierre de la empresa.

Por otro lado, queremos abrir un diálogo con los sindicatos y trabajadores de Huachipato sobre sus demandas. Hasta ahora, los sindicatos de la siderúrgica han tomado como su principal consigna la de los empresarios: la sobretasa a los productos chinos para que Huachipato siga “competitiva”. Entendemos esta demanda de los sindicatos, pero creemos que reducir las movilizaciones a esa demanda significa ser vagón de cola de los dueños del grupo CAP, que lo único que quieren es seguir ganando millones a costa de los trabajadores y no dudan un segundo en sacrificar a miles de empleos si la empresa no obtiene ganancias. Para los dueños del grupo CAP, los 22 mil trabajadores que dependen de Huachipato son solamente un número y un número cada vez más incómodo, ya que no les genera ganancias.

Desde el MIT, creemos que los sindicatos y los trabajadores deben oponerse de manera categórica a todos los despidos en Huachipato y las empresas subcontratistas que dependen de la siderúrgica. Para frenar los despidos y la tragedia social en toda la región, que el gobierno decrete, por emergencia de catástrofe social, la inmediata estatización de la empresa, sin indemnización, con la administración de los trabajadores. Si los empresarios de CAP no quieren seguir teniendo “pérdidas” con Huachipato, deben irse. Los trabajadores deben defender su empleo y sus familias. Para esto tienen total condición de seguir produciendo acero de calidad para abastecer el mercado interno y también para la exportación. El gobierno de Gabriel Boric, que dijo en su campaña ser un “defensor de la industria nacional”, ahora demuestra que su discurso es una promesa vacía.

¡Basta de desindustrialización! ¡No más cierres de empresas!

¡Por un plan de lucha que culmine en una paro en defensa de la industria nacional y de los empleos!

¡Estatización de Huachipato sin indemnización con control de los trabajadores!


[1] Ver https://www.emol.com/noticias/Economia/2024/03/27/1126156/acero-chino-aranceles.html

[2] Decir que China es el principal “socio comercial” de Chile no significa decir que Chile es una semicolonia de China. Chile sigue siendo un país sometido, en primer lugar, al imperialismo norteamericano, que tiene fuertes inversiones en nuestro país y controla el núcleo más importante del Estado burgués, o sea, las Fuerzas Armadas.  Además de eso, internacionalmente Chile está sometido a una serie de instituciones que son controladas por EEUU, como la ONU, el Banco Interamericano de Desarrollo, el FMI, etc.

[3] Ver https://www.biobiochile.cl/noticias/economia/negocios-y-empresas/2024/02/23/tras-72-anos-historica-fundicion-paipote-concreta-su-cierre-y-produce-los-ultimos-anodos-de-cobre.shtml

[4] “En la venta de las 30 principales empresas enajenadas durante el período comprendido entre 1978 y 1990, el país perdió US$ 2.223.163.439,98 lo que a 1990 correspondía al 6,4% del PIB de 1990. La cifra actualizada a 2013 es aún más cuantiosa.”

[5] Ver https://www.cap.cl/cap/sala-de-prensa/noticia/grupo-cap-reporta-resultados-al-cierre-de-2023/2024-03-11/094551.html

[6] Estos números se refieren a las utilidades netas de la empresa. Si consideramos la ganancia general, antes de los descuentos de deudas bancarias y otros préstamos (ebitda), el monto es muy superior. Ver https://www.df.cl/empresas/mineria/cap-da-fuerte-salto-en-sus-utilidades-e-ingresos-en-2021

[7] Ver https://www.df.cl/empresas/mineria/negocio-acerero-lastra-a-grupo-cap-huachipato-perdio-us-385-5-millones

[8] Ver https://www.latercera.com/pulso-pm/noticia/radiografia-financiera-a-huachipato-mas-de-una-decada-de-perdidas-que-han-lastrado-los-resultados-de-cap/DVTD75DMD5ARRCCDYEHSFDRG6A/

[9] Ver https://api.mziq.com/mzfilemanager/v2/d/15bc9b87-57c1-49d4-b287-d36496b8665f/b58e78fc-28b0-d751-59b2-71777221fa7f?origin=1, p. 76.

[10] Ver https://www.cmfchile.cl/institucional/inc/inf_financiera/ifrs/safec_ifrs_verarchivo.php?rut=94637000&mm=12&aa=2020&archivo=pdf_94637000_202012_i_20210128200454.pdf&desc_archivo=Estados%20financieros%20(PDF)&tipo_archivo=PDF

[11] Ver https://www.invercap.cl/wp-content/uploads/2024/03/invercap_2023_12_estados_financieros.pdf, p. 16.

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