por Redacción La Voz de los Trabajadores

Una de las características más importantes del movimiento obrero mundial en sus más de 150 años de existencia ha sido el internacionalismo. El internacionalismo obrero se refiere a las acciones realizadas por obreros de distintos países en apoyo a las luchas de los trabajadores de otros países. El internacionalismo parte de un principio muy básico: los trabajadores, independientemente de nuestra patria, pertenecemos a la misma clase y somos explotados y oprimidos en todo el mundo. No solo la clase obrera es internacional, también la gran burguesía, que se articula mundialmente para implementar sus planes económicos, apoyar dictaduras, aumentar la explotación a los trabajadores, etc. Cualquier trabajador minero, portuario o metalúrgico en Chile sabe muy bien que la patronal piensa sus planes de manera internacional.

Durante la dictadura de Pinochet, las campañas internacionales de apoyo al pueblo chileno y contra el dictador fueron fundamentales para el desgaste de la dictadura. En muchos países los trabajadores organizaron acciones de boicot contra productos chilenos, venta de armas a la dictadura, etc. En una entrevista con el ex dirigente de la CUT en el exterior en 1978, Mario Navarro, este planteaba:

“Nosotros consideramos que la mejor muestra del internacionalismo que anima a los trabajadores de todos los países y continentes, a los obreros de todos los sistemas económicos y sociales y todas la razas, se expresa en solidaridad que nos prestan a través del boicot, del aislamiento internacional de la Junta Militar en todos los planos: político, diplomático, económico, financiero, comercial, cultural y deportivo. Los trabajadores metalúrgicos se han negado a elaborar cobre chileno en Italia, Holanda, Finlandia, Suecia, Italia, República Federal de Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Francia, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y numerosos otros países encabezan acciones de boicot para impedir el embarque y desembarque de mercaderías desde y para la Junta Militar.

[…] En los últimos meses se han intensificado las acciones de boicot acordadas por los trabajadores del mundo. En San Francisco, Estados Unidos, los portuarios se negaron a cargar aletas de bombas destinadas a las FF.AA. de la dictadura. […] En Francia los portuarios, por un acuerdo de su último congreso, llevaron a cabo un boicot en todos los puertos de ese país contra todo cargamento proveniente o destinado a la dictadura e hicieron un llamado a realizar acciones similares a sus compañeros de Italia y España. Los portuarios australianos han renovado su acuerdo de boicot contra Pinochet, que mantienen desde hace tiempo…” (Movimiento Sindical en Dictadura, Rodrigo Araya Gómez, p.58.)

Podríamos citar innumerables otros ejemplos históricos de acciones de solidaridad obrera e internacionalista. Quizás la más conocida en el siglo XX fueron las Brigadas Internacionales durante la guerra civil española (1936-1939) contra los franquistas. En Latinoamérica nuestra corriente, la Liga Internacional de Trabajadores, impulsó la Brigada Simón Bolívar, con activistas de diversos países que fueron a Nicaragua a luchar contra la dictadura de Somoza en 1978.

Hoy nuevamente el movimiento obrero mundial está frente a un gran reto: la solidaridad con el pueblo palestino. Estamos viendo, en vivo, cómo se produce un verdadero genocidio contra ese pueblo, realizado por el Estado de Israel con apoyo directo de Estados Unidos y las potencias europeas. Los estudiantes de todo el mundo vienen dando el ejemplo, con movilizaciones y tomas de universidades exigiendo la ruptura de convenios y acuerdos con Israel. En Chile también los estudiantes han sido la vanguardia, con el acampe en la Casa Central de la Universidad de Chile que ya logró la suspensión de 3 convenios de distintas facultades con universidades israelíes.

Sin embargo, la clase trabajadora chilena está muy atrás. No sólo no existen acciones de solidaridad como tampoco existe siquiera intención de las dirigencias sindicales en informar a sus bases sobre la masacre que se está cometiendo en Palestina.

Creemos que es fundamental retomar el internacionalismo obrero y solidarizar con el pueblo palestino, que tiene miles de descendientes entre la población chilena. Hacemos un llamado en especial a la Unión Portuaria y a los sindicatos portuarios, que son parte de la International Dockworkers Council (IDC) y podrían tener un rol fundamental en impedir la entrada y salida de mercaderías israelíes a Chile. 

¡Basta de apatía! ¡Basta de pensar solamente en nuestros intereses inmediatos! ¡A sacudir los sindicatos y lugares de trabajo en solidaridad con el pueblo palestino!

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