Por Alicia Sagra, Liga Internacional de Trabajadores (litci.org)

En 2024 se cumplen 65 años de la gran revolución que cambió la realidad de Latinoamérica. Entre el 1 y el 8 de enero se concretó el triunfo de esa gran epopeya. Hace 65 años que la revolución socialista comenzó hablar en español.

Cuba fue una de las últimas colonias que se liberó del imperio español, recién al final del siglo XIX, en 1898. El poeta José Martí (autor de la conocida melodía Guantanamera) fue uno de los líderes que murió combatiendo por la independencia.

En ese momento, EEUU ya estaba en su período de lucha por la hegemonía política y económica de la región, esa es la explicación de su apoyo, incluso militar, a Cuba en su lucha contra el imperio español.

Así Cuba se independiza de España, para pasar a ser una colonia yanqui en el siglo XX. La Isla venía sufriendo las consecuencias de regímenes muy corruptos y eso pega un salto con el golpe de Batista en 1952. Fulgencio Batista que había encabezado un gobierno populista[1] en 1940, se vuelve a presentar a elecciones en las que es derrotado, ante lo que da un golpe de estado.

De vuelta al poder, Batista suspende la Constitución de 1940, revoca la mayoría de las libertades políticas, incluyendo el derecho de huelga y restablece la pena de muerte. Se otorga un salario astronómico[2] y su gobierno es rápidamente reconocido por EE.UU. Aliado a los más ricos latifundistas dueños de las mayores plantaciones de azúcar, impone una economía basada en el monocultivo, en los negociados con la mafia norteamericana (a través de las drogas, juegos de azar, prostitución) y en la relación con multinacionales, con sede en EE.UU, a las que les adjudican contratos lucrativos. 

Cuba se transforma en un gran prostíbulo, dedicado centralmente a los marines norteamericanos. Todo esto se garantiza con un régimen altamente represivo como no se veía desde la guerra de la independencia. La consecuencia es una situación de extrema miseria y opresión.

Batista no sólo atacaba a los trabajadores y los pobres de la ciudad y el campo, sino que también se enfrentaba a gran parte de la burguesía cubana que se oponía a la desmedida corrupción que afectaba a sus intereses económicos.

En la juventud del Partido Ortodoxo, que representaba a la burguesía liberal, militaba un joven abogado, Fidel Castro Rus, que comenzó a organizar jóvenes, como parte de un creciente movimiento de resistencia a la dictadura.

Los preliminares de la revolución.

El 26 de julio de 1953, se da la primera acción del grupo de Fidel Castro. El objetivo era aprovechar la presencia de visitantes en toda la isla que venían al carnaval de Santiago de Cuba para tomar simultáneamente el cuartel Moncada de esa ciudad y el de la pequeña ciudad vecina de Bayamo. Se pretendía entrar en la armería y tomar la mayor cantidad de armas para sostener un levantamiento popular.

Esa acción fue completamente derrotada, con la mayor parte de sus participantes muertos y el resto presos. Fidel Castro es juzgado y condenado a 15 años de prisión. En el juicio asume su propia defensa y pronuncia su famoso alegato final conocido como “La historia me absolverá”. Ese alegato que reivindica el derecho a la rebelión, proclamando la justa defensa ante la ilegalidad del gobierno golpista, es ampliamente difundido y le crea un gran prestigio entre los que quieren derribar a la dictadura, especialmente entre los jóvenes de las ciudades. 

A los 2 años es liberado y se dirige a México, donde organiza un movimiento al que denomina 26 de Julio.  El programa de ese movimiento estaba centrado en la lucha por las libertades democráticas y se propone invadir la Isla para derribar a Batista e imponer un gobierno democrático.  No tenía ninguna propuesta contra la burguesía ni el imperialismo.

A ese movimiento se integra un joven médico argentino, quien después será conocido como Ernesto “Che” Guevara.

El inicio de la revolución

El Movimiento 26 de Julio tenía planificado el desembarcar en las playas del sur Cuba el 30 de noviembre de 1956, y habían combinado una sublevación popular en Santiago de Cuba para distraer a las fuerzas de represión, objetivo que no se pudo cumplir.

Se dio la sublevación popular, pero no el desembarco. Los revolucionarios habían conseguido comprar un viejo barco el “Granma” construido para transportar como máximo 20 personas y ellos eran 81, con esa embarcación en mal estado tuvieron que enfrentar un mar tormentoso, y recién pudieron llegar el 2 de diciembre. Cuando llegaron cayeron en una emboscada y de los 81 sólo sobrevivieron 12 que buscaron refugio en las montañas de Sierra Maestra.

La guerrilla rural derrota al ejército

En Sierra Maestra comienza un reclutamiento y entrenamiento de campesinos dando origen a un ejército guerrillero. Aplican la táctica militar guerrillera, grupos pequeños que se mueven permanentemente para enfrentar a un enemigo militarmente superior. Ese ejército tiene una estricta jerarquía y disciplina militar y la dirección indiscutida de Fidel Castro, que se apoya en varios comandantes, entre los que se destacan Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara quien, como él mismo explica, después del desembarco del Granma abandonó el maletín de médico y tomó el fusil.

Durante dos años se desarrolla una lucha guerrillera en el campo. En ese proceso se van liberando territorios en los que se ocupan tierras, se crean gobiernos revolucionarios, escuelas, se da atención médica.

Así van ganando apoyo popular.  Desde Sierra Maestra Fidel Castro dicta leyes, la más importante la de reforma agraria, denuncia la farsa electoral que prepara el gobierno y elabora políticas para diferentes sectores de la burguesía. Tiene gran repercusión el Manifiesto de Sierra Maestra del 12 de junio de 1957 donde se plantea: 

“(…) Unir es lo único patriótico en esta hora. Unir es lo que tienen de co­mún todos los sectores políticos, revolucionarios y sociales que combaten la dictadura. ¿Y qué tienen de común todos los partidos políticos de oposi­ción, los sectores revolucionarios y las instituciones cívicas? El deseo de poner fin al régimen de fuerza, las violaciones a los derechos individuales, los crímenes infames y buscar la paz que todos anhelamos por el único camino posible que es el encauzamiento democrático y constitucional del país.

¿Es que los rebeldes de la Sierra Maestra no queremos elecciones libres, un régimen democrático, un gobierno constitucional?

Porque nos privaron de esos derechos hemos luchado desde el 10 de mar­zo. (…) Para demostrarlo, ahí están nuestros combatientes muertos en la sierra y nuestros compañeros asesina­dos en las calles o recluidos en las mazmorras de las prisiones; luchando por el hermoso ideal de una Cuba libre, democrática y justa. Lo que no hacemos es comulgar con la mentira, la farsa y la componenda.

Queremos elecciones, pero con una condición: elecciones verdaderamen­te libres, democráticas, imparciales. (…) Con ese fin proponemos:

– Formación de un frente cívico-revolucionario con una estrategia co­mún de lucha.

– Designar desde ahora una figura llamada a presidir el gobierno pro­visional, cuya elección en prenda de desinterés por parte de los líderes oposicionistas y de imparcialidad por el que resulte señalado, quede a cargo del conjunto de instituciones cívicas (…)

– Declarar que el frente cívico-revolucionario no invoca ni acepta la mediación o intervención alguna de otra nación en los asuntos internos de Cuba. Que, en cambio, respalda las denuncias que por violación de dere­chos humanos han hecho los emigrados cubanos ante los organismos inter­nacionales y pide al gobierno de los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y dictadura, suspenda todo envío de armas a Cuba (…)

– Declarar bajo formal promesa que el gobierno provisional celebrará elecciones generales para todos los cargos del Estado, las provincias y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código Electoral del 43 y entregará el poder inmediatamente al candidato que resulte electo. (…)”

Durante esos dos años de combates militares y propuestas política, se va dando un proceso de desmoralización en el ejército de Batista y una parte importante de sus soldados pasan al ejército rebelde. Finalmente, el 1 de enero de 1959 Batista huye del país. Fidel llama a la huelga general revolucionaria que es acatada en todo el país.  Los diferentes regimientos revolucionarios van llegando a la Habana, y finalmente el 8 de enero se da la entrada triunfal del comandante en jefe, Fidel Castro, con lo que se completa la toma del poder.

Cumpliendo con lo prometido en el Manifiesto de la Sierra, se entrega el poder a un gobierno provisorio, presidido por un juez, miembro de una las principales familias burguesas cubana y hombre de confianza del imperialismo yanqui, Manuel Urrutia. En nombre de ese gobierno provisional, Fidel viaja a EE.UU.  en busca en un acuerdo económico con mejores condiciones para Cuba.

La revolución democrática se transforma en socialista.

Fidel Castro es muy bien recibido por el Partido Demócrata que lo pasea como un héroe, en un auto descubierto por las calles de New York. Pero su misión fracasa porque la administración republicana no acepta ninguna de sus propuestas de cambios en las relaciones económicas. El gobierno norteamericano quería una garantía total de que el nuevo gobierno respetase en forma absoluta sus propiedades y su dominio sobre la Isla.

Al no conseguir una sumisión total, EE.UU comienza una serie de sabotajes y ataques contra Cuba. Fidel y su ejército son obligados a defenderse. Ante las vacilaciones de Urrutia, lo sacan del gobierno, que es asumido directamente por Fidel Castro.

Estos ataques del imperialismo y la presión del movimiento de masas, obligan a la dirección cubana a ir más allá de su propio programa y avanzar en la ruptura con la burguesía y el imperialismo.

Esa fue la explicación que siempre dio nuestra corriente de por qué Castro llegó a expropiar a la burguesía, aunque ese no fuera su programa.   Nahuel Moreno afirmaba que en Cuba se dio la variante poco probable que Trotsky plantea en el Programa de Transición de que, en situaciones muy especiales, corrientes pequeñas burguesas, incluso estalinistas, pueden ir más allá de su programa.

Siempre fuimos muy atacados por las organizaciones castristas y guevaristas que defendían que Castro y el Che, siempre defendieron la revolución socialista.

Sin embargo, nuestra interpretación, es confirmada por la propia dirección cubana. En su libro Che- El camino del fuego, Orlado Borrego[3] explica:

La nacionalización: nuevas armas El 13 de octubre de 1960 y en respuesta a nuevas agresiones norteamericanas el Gobierno Revolucionario respondía con nuevas medidas. Mediante la Ley 890 de ese año se nacionalizaban las empresas industriales y comerciales incluyendo los ingenios azucareros, que pasarían a ser dirigidas por el Departamento de Industrialización. El acuerdo del Consejo de Ministros sobre la nacionalización se había tomado en horas de la madrugada. El Che llamó telefónicamente desde el Palacio Presidencial instruyéndome de parte del Primer Ministro que buscara los administradores necesarios que debían hacerse cargo de las industrias al día siguiente. Esa fue la orden y había que cumplirla sin el menor reparo (…) Si se hubiese esperado conservadoramente a tener administradores profesionales para ocupar las industrias, nadie podría predecir cuál hubiera sido la reacción de los norteamericanos, que a no dudar fueron sorprendidos por las medidas revolucionarias aplicadas en respuesta a sus agresiones (…)

Algunas de esas agresiones y medidas de respuesta:

En marzo de 1959, la CIA hace explotar un navío que llevaba armas para Cuba y mueren 70 trabajadores. Obreros armados desfilan por las calles de la Habana. En junio de 1960 el gobierno interviene la empresa petrolera Texaco.

En julio el gobierno norteamericano reduce la cuota de compra de azúcar cubano. La URSS ofrece comprar el azúcar que los norteamericanos rechazan. En setiembre se nacionalizan los bancos estadounidenses.

En enero de 1961 se rompen las relaciones norteamericanas-cubanas. Bajo el gobierno de Kennedy los yanquis impulsan sabotajes en la industria cubana En abril se inicia la invasión de Bahía de los Cochinos por parte de exilados cubanos en Miami (gusanos) apoyada por la CIA. La invasión es totalmente derrotada.

En enero de 1962, por propuesta de EE.UU. Cuba es excluida de la OEA. En febrero Fidel responde con la Segunda Declaración de La Habana en la que, por primera vez, define a la revolución como socialista.

Finalmente, en diciembre de 1962, se produce la expropiación de la burguesía. La burguesía desaparece como clase y Cuba se transforma en un Estado Obrero.

La expropiación de la burguesía, así como la subsiguiente planificación de la economía y el monopolio del comercio exterior, se traducen en un enorme avance en el nivel de vida de las masas. A pesar de ser una de los países más pobres del mundo, en pocos años se acaba con el analfabetismo, con el desempleo, con la prostitución, se da un gran avance en la industria farmacéutica, en la medicina. Cuba se coloca en primer lugar, a nivel de Latinoamérica, en educación y salud.

Esos grandes avances a nivel de la educación de la salud, de los deportes, son seguidos con admiración y entusiasmo por grandes sectores de masas del continente latinoamericano, que comparan esos logros con los desastres de sus países capitalistas dominados por el imperialismo yanqui.

La dirección cubana se transforma en una referencia, para activistas no sólo de Latinoamérica, sino de todo el mundo.

Las debilidades de la revolución

Los logros de la revolución cubana son una prueba contundente de lo que se puede lograr a partir de la expropiación de la burguesía. Hacía sólo 7 años se había producido otra gran revolución en América Latina, la revolución boliviana de 1952. Esa revolución también tuvo conquistas importantes, pero, al no expropiar a la burguesía, no consiguió los cambios cualitativos en el nivel de vida de las masas que sí logró la revolución cubana.

Pero, a pesar de su grandiosidad, la revolución cubana tuvo dos grandes debilidades: No era la clase obrera quien la encabezaba y no tenía a su frente un partido obrero, internacionalista, con un programa marxista conscientemente socialista y revolucionario. En la medida en que esas debilidades no fueran superadas, la revolución estaba condenada.

Esas dos debilidades, hicieron que en Cuba nunca existiese un régimen de democracia obrera. Por el contrario, la dirección castrista, reprodujo en el estado, el régimen autoritario y militar del partido ejército con el que tomó el poder. Y el carácter nacionalista de esa dirección se manifestó en el hecho de que, que a diferencia de lo que pasó con la revolución rusa de octubre de 1917, no fue uno de sus objetivos desarrollar la revolución socialista internacional, por lo que, ante el ataque del imperialismo, capituló totalmente a la política estalinista de la URSS de coexistencia pacífica.

Nahuel Moreno, que defendía a muerte las grandes conquistas de la revolución cubana, en 1979 afirmaba: “El hecho de que el partido de Fidel Castro no fuera estalinista no cambia su carácter de ejército que controlaba militar y políticamente al movimiento de masas, sin dejar el menor resquicio para que se organizara independientemente en forma democrática y para que tuviera iniciativas revolucionarias. Es carácter ha hecho que Cuba desde sus inicios fuera un estado obrero burocrático, al igual que los estados obreros controlados por los partidos estalinistas. (…) El hecho de haber dirigido una revolución obra triunfante y no ser estalinista no le cambia el carácter de clase pequeñoburgués al partido castrista. Es ese carácter de clase de la dirección cubana lo que explica porque pudo transformarse, sin mayores sobresaltos y sin ningún salto cualitativo, en un partido estalinista: porque su carácter de clase la unía al estalinismo mundial (…) la dirección cubana permanentemente ha sido una dirección pequeñoburguesa, que se transformó de nacionalista revolucionaria a directamente burocrática (…)”[4]

Y el llegar a esa comprensión sobre el carácter de clase del castrismo, lo lleva a hacer una profunda autocrítica sobre su inicial simpatía del régimen cubano, y plantear categóricamente: “el nuevo estado obrero [cubano] era burocrático desde su nacimiento y, por lo tanto, era necesaria una revolución política y la construcción de un partido trotskista…[5]

Ese mismo carácter de clase, es lo que lleva a que la dirección cubana, totalmente entregada al estalinismo, transforme a Cuba en un obstáculo para la revolución socialista mundial. Eso fue evidente en el papel que juega Fidel frente a la revolución centroamericana, cuando llama a que Nicaragua no sea una nueva Cuba, es decir que no avance hacia la expropiación de la burguesía

“Por eso a las afirmaciones o a los temores expresados por alguna gente con esas intenciones, de que si Nicaragua se iba a convertir en una nueva Cuba, los nicaragüenses le han dado una magnífica respuesta: ¡no, Nicaragua se va a convertir en una nueva Nicaragua! que es una cosa muy distinta.

(…) No hay dos revoluciones iguales. (…) en nuestro caso no hubo este frente de que hablaba anteriormente, incluso el imperialismo empezó inmediatamente con sus campañas, sus agresiones; el imperialismo sabía menos, porque el imperialismo algo ha aprendido también. (…)Es destacable algunas características que hemos observado en los compañeros revolucionarios nicaragüenses. (…) Supieron combatir heroicamente, pero también han sabido ser flexibles, y cuando fue necesario negociar en cierta forma para evitar los riesgos de una intervención no tuvieron temor a negociar. (…) Incluso en esa fase final en que ya agonizaba el régimen somocista, discutieron alguna forma de cómo sería el tránsito final, es decir, cómo sería la despedida del duelo, o digamos, el entierro de Somoza. Y en esas negociaciones participaron distintos países, participó el Gobierno de Reconstrucción Nacional, participó la dirección sandinista, participaron incluso los Estados Unidos. (…) Los sandinistas hicieron algunas concesiones y fue sabio hacerlas (…) Es por ello —y esto se lo explico a nuestro pueblo—, que las circunstancias en que se produce la victoria nicaragüense determina que las formas que ellos adopten sean formas diferentes a las nuestras. Además, el hecho de que hoy por hoy el país está en ruinas, el país está totalmente destruido, requiere un programa de reconstrucción nacional con la participación de todos los sectores de la sociedad nicaragüense.”[6]

No fue sólo Nicaragua la que mostró el completo pasaje de la dirección cubana a la esfera estalinista y su política de coexistencia pacífica con el imperialismo. En el discurso presentado en la ONU el 12 de diciembre de 1979, Fidel planteó:

“(…) Me dirijo a las naciones ricas para que contribuyan. Me dirijo a los países pobres para que distribuyan.

(…) No he venido aquí como profeta de la revolución; no he venido a pedir o desear que el mundo se convulsione violentamente. Hemos venido a hablar de paz y colaboración entre los pueblos, y hemos venido a advertir que si no resolvemos pacifica y sabiamente las injusticias y desigualdades actuales el futuro será apocalíptico. (…) Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana!”

Es conocido el apoyo dado por la dirección cubana al gobierno de Salvador Allende en Chile y su “vía pacífica hacia el socialismo” y en 2023, felicitó al pueblo argentino por haber votado a Néstor Kirchner alegando que no todos los países precisaban de una revolución:

(…) Nosotros no recomendamos fórmulas dogmáticas, no nos ponemos a recomendar que tengan tal y cual sistema social. Conozco países con tantos recursos, que con el uso adecuado de los recursos no tendrían ni necesidad, vean, de hacer un cambio revolucionario con relación a la economía, de tipo radical, como el que ha hecho nuestro país.

Si me preguntara alguien por qué sentí gran satisfacción y júbilo cuando llegaron las noticias de un resultado electoral en nuestra queridísima Argentinafíjense, hay una razón muy grande:  Mi opinión es que una de las cosas extraordinarias es que el símbolo de la globalización neoliberal ha recibido un colosal golpe.

Ustedes no saben el servicio que le han prestado a América Latina; ustedes no saben el servicio que le han prestado al mundo al hundir en la fosa del Pacífico –no sé cómo se llama ahora–, que tiene más de 8 000 metros de profundidad, el símbolo de la globalización neoliberal. Le han insuflado tremenda fuerza al número creciente de personas que han ido tomando conciencia en toda nuestra América sobre qué cosa tan horrible y fatal es eso que se llama globalización neoliberal(…)”[7].

La restauración del capitalismo

Esas dos debilidades de la dirección cubana de la que hablamos no fueron superadas y eso selló los destinos de la revolución, llevó a que se perdiera su principal conquista, la expropiación de la burguesía. El capitalismo fue restaurado, la revolución fue derrotada.

Pero esa derrota no fue consecuencia de una invasión del imperialismo, sino que, ante la restauración capitalista en la URSS, la misma dirección que encabezó la revolución dirigió la restauración en Cuba.

El proceso de restauración se abre a partir del gobierno castrista con el cambio en las leyes. En 1992 se produce una reforma de la Constitución para permitir la existencia de propiedad privada de los medios de producción. En 1993 nuevas leyes abren la posibilidad de entrada de bancos extranjeros. Y finalmente en 1995 con la Ley de Inversiones Extranjeras, se legaliza la entrada de empresas a las que se les permite comerciar directamente con sus matrices, por lo que se acaba con el Monopolio del Comercio Exterior y de hecho con la Panificación de la Economía[8]. Así se llega al cambio del carácter de clase del estado cubano. Deja de ser un estado obrero deformado y pasa a ser un estado burgués. Lo que hoy existe en Cuba es una dictadura capitalista.

Sabemos que hay muchos activistas y organizaciones, incluso algunas que se reivindican trotskistas, que siguen sosteniendo que Cuba es un estado obrero.  Tendrían que explicar por qué si eso es así, a 65 años de la revolución, se aplican en Cuba los mismos planes antiobreros que sufrimos en el resto de los países.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel,  manifestó: “Afirmo enfáticamente que para nada existe un paquete neoliberal contra el pueblo, ni una cruzada contra las mipymes (pequeñas y medianas empresas), ni una eliminación de la canasta básica como ya la contrarrevolución está poniendo en las matrices (de opinión) en las redes sociales”. Sin embargo, admitió que habrá conflictos ya que se aplicará un plan que contempla ajustes con incrementos de los precios de la electricidad, el gas, los combustibles y recortes en los subsidios estatales.[9]

Si a eso se agrega, que existe una inflación del 30% y no hay reajuste salarial, resulta difícil ver cuál es la diferencia con los planes de ajustes neoliberales a los que estamos acostumbrados.

Las lecciones de la revolución cubana

Como ya dijimos la gran lección de esta revolución es que, es sólo con la expropiación del capitalismo que se puede cambiar cualitativamente el nivel de vida de las masas, consiguiendo conquistas que no se han logrado en los países capitalistas más avanzados, como es el acabar con el analfabetismo, la prostitución y el desempleo. Pero otra gran lección es que eso sólo es posible mantenerlo y superarlo con un régimen de democracia obrera y con una dirección revolución que impulse el desarrollo de la revolución mundial. De lo contrario, más temprano o más tarde esa revolución será derrotada.

En 1986, Nahuel Moreno decía: “A lo largo de mi vida política, después, por ejemplo, de mirar con simpatía el régimen que surgió de la revolución cubana, he llegado a la conclusión de que es necesario continuar con la política revolucionaria de clase, aunque postergue la llegada al poder para nosotros por veinte o treinta años, o lo que sea. Nosotros aspiramos a que sea la clase obra la que verdaderamente llegue al poder, por eso queremos dirigirla.”[10]

Coincidimos con esa reflexión. Por eso, desde la LIT, nuestra conclusión a 65 años de la revolución es que lo que está planteado en Cuba, al igual que en todos los países del mundo: es la construcción de una dirección revolucionaria, obrera, socialista, internacionalista. Sólo así podrá triunfar la nueva resolución cubana, como parte de la revolución socialista mundial.

[1] Batista inicialmente subió al poder como parte de la «Revuelta de los Sargentos» que derribó al régimen autoritário de Gerardo Machado en 1933. Se nombró a sí mismo jefe de las Fuerzas Armadas con el rango de coronel y mantuvo el control con una serie de presidentes fantoches hasta 1940, cuando es electo presidente con una plataforma populista. Fue elegido con el apoyo de una alianza que incluía al Partido Liberal, el Partido de la Unión Nacionalista, la Asociación Nacional Democrática y la Unión Revolucionaria Comunista (antecesora del Partido Comunista de Cuba).  En su gobierno se instaló la Constitución de 1940, considerada progresista para la época. Batista consolidó su poder concentrando todas as nominaciones para los cargos públicos. Durante su gestión,  se promulgaron leyes y políticas laborales a favor de los sindicatos y se realizaron importantes reformas sociales que fueron apoyadas por los comunsitas que acusaban  a los opositores de fascista y reaccionarios.

[2] El salario anual de Batista pasó a ser de 144 mil dólares, cuando el de Truman (presidente de EE.UU) era de 100 mil dólares

[3] Orlando Borrego fue Primer Teniente en la columna “Ciro Redondo” bajo el mando del Che. Después del triunfo de la revolución fue jefe del Departamento de Industrialización (1959-60); vice-Ministro del Ministerio de Industria (1961-64); ministro de la Industria Azucarera (1964-68); Asesor del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (1973-1980). Actualmente (2003) es asesor económico de la Cátedra Che Guevara de la Universidad de la Habana y asesor del Ministerio de Transportes de Cuba.

[4] Nahuel Moreno, Actualización del Programa de Transición, T. XX

[5] Nahuel Moreno, Actualización del Programa de Transición, T XI

[6] discurso de Fidel Castro , , en el acto central por el xxvi aniversario del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1979,   

[7] Discurso de Fidel en la Facultad de Derecho, Buenos Aires 26 de mayo del 2003, ante el triunfo electoral de Néstor Kirchner.

[8] Ver Marxismo Vivo N 3, mayo 2001, Debate entre la LIT y la delegación cubana al Fórum Social Mundial.

[9] Clarin, 23-12-2023

[10] Conversaciones con Nahuel Moreno, Capítulo 1, La perspectiva de la revolución mundial.

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