Durante estos días la máxima dirección de la Central Unitaria de Trabajadores se reúne, a puertas cerradas, con funcionarios gubernamentales para “negociar” la fijación del salario mínimo de la clase trabajadora en Chile. En medio de una crisis histórica en todos sus sentidos, para todas y todos los trabajadores, no se trata de una negociación rutinaria más. Se trata del salario mínimo que se fijará para todo el próximo período, en momentos en que el hambre, la cesantía, y los riesgos sanitarios azotan a la clase obrera. Y todo esto, en medio de un proceso de lucha revolucionaria abierto en octubre de 2019.
La cúpula de la CUT reaparece para traicionar a los trabajadores ¿dónde estuvo antes?
El 18 de octubre de 2019 se dio inicio a un profundo proceso de lucha del pueblo explotado chileno. Un proceso revolucionario que cuestionó hasta el último eslabón de dominio capitalista en nuestra sociedad. Millones de trabajadores y trabajadoras salieron a las calles a exigir justicia y dignidad. La lucha, gatillada por las valientes protestas de los estudiantes secundarios contra el alza del pasaje del transporte público, se extendió rápidamente por todo el país y terminó incorporando todas las demandas de los sectores oprimidos y marginados de la sociedad contra el sistema capitalista, el modelo neoliberal, contra el régimen político heredado de la dictadura de Pinochet, y contra el gobierno de Piñera.
En este escenario, lo cierto es que el rol de las dirigencias de la Central Unitaria de Trabajadores no fue protagónico. En honor a la verdad, es necesario afirmar que la cúpula de la CUT no llamó a ninguna lucha. No convocó a ninguna de las marchas ni protestas que detonaron la lucha generalizada. No solidarizó de antemano con los valientes secundarios que se sublevaron. No puso las demandas que nacieron de la lucha de octubre en la mesa. La CUT actuó empujada por los acontecimientos, que no fueron impulsados desde sus escritorios. Y ante la enorme presión que ejerció el pueblo, se vio en la obligación de convocar a un paro el 12 de noviembre. Sin embargo, la verdad es que no hicieron los esfuerzos suficientes para que esa jornada se transformara en una verdadera huelga general. Una huelga que paralizara toda la producción y permitiera concretar la máxima demanda de aquellos días: el derrocamiento de Piñera. En lugar de eso, mediante la mesa de unidad social, apostó por el diálogo con el gobierno, por las negociaciones y acuerdos.
La Pandemia del Coronavirus y la CUT
Cuando comenzó la crisis del COVID múltiples paros obreros espontáneos se sucedieron en todo Chile. Los trabajadores del retail rápidamente salieron a protestar, en algunas obras de la construcción lo mismo. En distintos lugares de trabajo, de todas las ramas productivas, se desarrollaron paros de brazos caídos exigiendo mejores medidas sanitarias. Sin embargo, la cúpula de la CUT no hizo más que declaraciones de alerta, de enojo, pero no organizó alguna acción concreta contra la política criminal en salud del gobierno. Para peor, hoy claman por volver a trabajar. No podemos olvidar que las leyes de suspensión laboral pasaron por los ojos de esta dirección de la CUT sin presentar la mínima resistencia, más allá de declaraciones de “molestia” por redes sociales. La dirección de la CUT no presentó una batalla seria.
LA CUT negociando con el Ministerio de Hacienda… ¿A nombre de quién negocia Bárbara Figueroa? ¿Del Partido Comunista o de la clase obrera?
¿Cómo se ha gestado la negociación con el ministerio? ¿Por qué no son filmadas las reuniones? ¿Cuántos obreros de las bases sindicales sabían de esta negociación? ¿Cómo se preparó? ¿Qué ha dicho la CUT y que ha dicho el gobierno? No sabemos nada de eso.
Lo hace de espaldas a los trabajadores: no hay democracia obrera. Sin asambleas. Sin posición de la base obrera, ningún intento de tomar la opinión de la clase trabajadora. Esto es expresión de cómo funciona buena parte del sindicalismo en Chile, con decisiones cupulares sin conexión con la base, con dirigentes pro-empresa. Y en el mejor de los casos, tenemos dirigentes combativos y honestos pero que de igual forma se separan de la base por la vorágine del trabajo administrativo sindical.
La cúpula de la CUT se sostiene gracias a ese método antidemocrático, acusada de fraudes electorales, de pactar otras veces sueldos mínimos sin consultar a los trabajadores, de ser impulsores de la reforma laboral de Bachelet que solo ahogó más el derecho a huelga en el mundo obrero. Esa falta de democracia obrera está al servicio de mantener su proyecto de pacto con gobiernos empresariales, usufructuando con privilegios de dirigentes sindicales mientras el pueblo trabajador sigue pasando hambre.
El rol del Partido Comunista
Pero esta actitud de la cúpula de la CUT no es casual, no es Bárbara Figueroa en sí misma, sino que se trata de una política clara del Partido Comunista y los partidos del régimen que tienen cargos directivos en la CUT. El Partido comunista ya ha dejado claro que su proyecto para “mejorar” las condiciones de los trabajadores es mediante el pacto permanente con el empresariado, llegando incluso a formar gobiernos en conjunto con el sector “progresivo” del empresariado. Sin embargo, en nombre de este pacto han sido cómplices de diversos ataques al movimiento obrero mientras vociferan defender los intereses de éste. Así fue con el gobierno de la UP en donde usaron la CUT para ahogar a los cordones industriales, así fue con el Gobierno de Bachelet en el cual fueron cómplices e impulsores de la reforma laboral y de la represión del gobierno.
Todas las propuestas “progresivas” que pueda presentar el Partido Comunista, las lleva al mismo callejón sin salida de las instituciones “democráticas” de los ricos: el parlamento. Ahí las propuestas descansan por años, mientras se dilatan las condiciones de bajos sueldos, hambre y cesantía de las y los trabajadores…todo por actuar dentro de los marcos del parlamento empresarial. Es el caso de la propuesta del impuesto de un 2.5% de impuestos a los ricos, cuestión que a todas luces es absolutamente insuficiente, mínimo.
Esta política aplicada en la dirección de la Central Unitaria de Trabajadores es impulsada por el mismo partido que impulsa la eventual candidatura presidencial del alcalde Daniel Jadue, quien se muestra como “amigo del pueblo”, el candidato “popular”, pero cuyo partido dirige la CUT y no ha presentado el más mínimo combate contra las políticas del gobierno contra la clase trabajadora. Una CUT dormida es producto de la política de este partido, aunque quieran ocultarlo.
La crisis económica y una solución a favor de la clase obrera
La CUT dice que el sueldo mínimo a negociar no puede ser inferior a los 400 mil pesos. Sin embargo, el umbral de la pobreza para una familia de cuatro personas es sobre 418 mil pesos para el año 2017, y ahora han aumentado los precios en el marco de una crisis económica y sanitaria. 400 mil pesos mensuales sigue siendo un salario miserable que garantiza ganancias enormes para los empresarios y explotación y pobreza para nosotros.
Ante esta negociación de la CUT a espaldas de los trabajadores necesitamos imponer un programa obrero de emergencia para enfrentar la crisis que nos están haciendo pagar:
- Ingreso de 600 mil pesos para garantizar una cuarentena sin hambre y sin represión. La CUT propone 400 mil pesos. Sin embargo, para cualquier trabajador es evidente que esa suma equivale a un sueldo de hambre. Sólo en arriendo o dividendo, en una familia de cuatro personas, se van más de 300 mil pesos. Y a esto debemos sumarle mínimo 100 mil pesos en transporte, considerando el alto valor del pasaje. Es decir, con 400 mil pesos apenas alcanza para un arriendo barato y el mínimo de transporte. ¿Y la alimentación? ¿Y el vestuario? ¿Y la salud? ¿Y la educación? ¿Y la recreación? Por supuesto, lo demás lo cubre el eterno endeudamiento que padece la clase trabajadora.
- Fin a la Ley de Protección del Empleo. Prohibición de los despidos AHORA, que se reincorporen todos los despedidos, garantizándoles ingreso y cuarentena si son trabajadores no esenciales, en especial en sectores como la minería en donde la contaminación y silicosis agrava los factores de riesgo en los mineros.
- Por planes de obras públicas esenciales para garantizar empleos: construcción y mantención de hospitales, laboratorios, etc.
- Ningún derecho laboral menos. Fin a la ley de teletrabajo que solo aumenta la jornada laboral. No a las reducciones de sueldo ni el avance en la subcontratación o trabajos a honorarios, no más trabajadores de primera y segunda categoría
- Debemos recuperar el 100% de nuestros fondos de pensiones y ponerlos bajo control democrático de los trabajadores para garantizar pensiones dignas, debemos acabar con las AFPs y exigir un Sistema solidario y de reparto.
- Libertad a los presos políticos.
- Todas las empresas que al despedir o hacer ajustes dicen no tener dinero deben ser obligadas a abrir sus libros de contabilidad. Por la estatización bajo control obrero de las empresas que despidan o se vayan a quiebra.
- A recuperar los sindicatos de las manos de los dirigentes pro- empresa, para defender los derechos de los trabajadores. Por comités de cesantes y trabajadores que se puedan organizar en las poblaciones y/o lugares de trabajo, para fomentar la lucha y solidaridad frente a los despidos y la autodefensa contra los ataques del gobierno. Que la CUT deje de negociar con el gobierno a espalda de los trabajadores y trabaje un plan de lucha con medidas sanitarias para enfrentar los ataques de Piñera y los de arriba. A recuperar la CUT de las manos de la burocracia sindical.
- Debemos seguir la lucha por Fuera Piñera, y por una Nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente, pero sin Piñera. Que devuelvan todo lo que nos han robado durante años.