En el contexto de ascenso de los movimientos de masas en Latinoamérica, las trabajadoras en Chile acumularon experiencias de lucha desde el tiempo de las oficinas salitreras y las primeras minas de carbón. Desde el comienzo, las mujeres pobres se aglutinaron en torno a sus necesidades apremiantes, las burguesas en torno a sus intereses como la beneficencia, la cultura, las artes y los eventos públicos. Es decir, las organizaciones tuvieron objetivos e identidad de clase, no de género.

Paz Ibarra

A fin de esparcir el anticomunismo de la Guerra Fría, en 1963, las mujeres burguesas entran en gran número a la actividad política. Contra la “amenaza marxista” la Acción de Mujeres de Chile asume como primera tarea apoyar con todo la candidatura democratacristiana de Frei Montalva, para asegurar que predominara sobre la de Allende. Al mismo tiempo, esa agrupación de burguesas declara su distanciamiento de la Iglesia Católica en Chile, por haber apoyado la expropiación del gran latifundio, ya que la Reforma Agraria se trazó de manera irreversible cuando, en 1962, la Iglesia vendió 5 de sus muchos predios, a muy bajo precio, a campesinos empobrecidos. Es decir, las mujeres burguesas llegaron al punto de enemistarse con la iglesia Católica, su eterna aliada, por el atrevimiento de apoyar una reforma que aseguraba mejor vida a miles de campesinas a costa de reducir las propiedades de las familias oligárquicas.

En 1970 las burguesas entran en escena otra vez en torno a la nueva candidatura de Alessandri y, apenas es electo Allende, congregan a casi 3 mil opositores en la elipse del Parque O’Higgins, durante la última parada militar presidida por Frei. La intención era presionar a la Democia Cristiana para que el parlamento desconociera la victoria relativa de Allende en las urnas. En 1971 convocan la Marcha de las Cacerolas Vacías y acarrean a sus sirvientas y nanas. La mujer burguesa sólo actúa para proteger los privilegios de su propia clase, mujeres y hombres; para conseguirlo llega a forzar a sus sirvientes, mayormente mujeres, a tomar acción junto a ellas.

Trabajadoras, campesinas y pobladoras en los años del gobierno de la UP

Durante su campaña presidencial, Allende destacó a la mujer trabajadora y estimuló su educación y participación en la política. En eso él era más adelantado que muchos dirigentes de los partidos de la UP. Su programa de gobierno incluía medidas concretas para liberarla, en parte, de su trabajo doméstico. Hay que resaltar que según el Censo de 1970, un 10,2% de la población del país todavía se reconocía como analfabeta, porcentaje que era mucho mayor entre la población rural y de ella, mayor entre las mujeres. Para reducir la carga del trabajo en la cocina, se implementó comedores populares en fábricas del Área Social y en el edificio de la UNCTAD1 (actual Centro Cultural GAM), además del Programa Comidas Preparadas, que ponía a la venta miles de raciones diarias para las obreras de empresas estatizadas, a muy bajo precio.

Las agrupaciones de mujeres se multiplicaron, a fin de apoyar la tarea del gobierno en la satisfacción de las muchas necesidades urgentes de trabajadores y pobladores, tomando el timón de la organización territorial. Mientras miles de pobladoras trazaban la planificación de terrenos tomados y levantaban Comités de Autoconstrucción de Viviendas y Policlínicos; otros cientos de mujeres formaron Brigadas de Salud en poblaciones para ayudar a los consultorios en acciones de salud preventiva y autocuidado. Campesinas del Biobío gestaron los CERA (Centros de Reforma Agraria) para asegurar su participación en la redistribución de títulos de propiedad de las tierras expropiadas. Las obreras se incorporaron a las tomas de fábricas, especialmente en las textiles y de alimentos.

1 Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo

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