Un futuro incierto, una vida difícil en las poblaciones, vemos a nuestros padres y familias ahogadas en deudas, falta de pega y bajísimos sueldos. Esta es la realidad en la que vivimos la juventud, realidad que ha sido así durante las últimas décadas. Este es el presente y el futuro que nos espera, para ya lo dijimos claro: NO LO QUEREMOS.

No tenemos nada… nada que perder:

El sector más abandonado de nuestra generación sufre abusos en el SENAME, o vive en las calles bajo los puentes. Otro sector que al menos tiene casa, igualmente vive opresión: violencia en las poblaciones; el desempleo nos invade, según el INE la tasa de desempleo en Chile bordea el 8%, mientras que el desempleo en la juventud es del 16,9%, es decir, hay una alta cesantía en el país, y esta se duplica al mirar a la juventud. La salud no existe, los casos de VIH tuvieron un aumento desproporcionado en el país, y el sector más afectado es la población de entre 20 y 35 años.

Si estudiamos nos endeudamos, si no también

Tratan de acabar con la educación pública: Alessandri (alcalde de Santiago) ha realizado recortes de presupuesto, un problema que se repite en todo el país. Los empresarios ven en la educación un negocio y por eso la privatizan, mientras que la crisis que provocan en ella la deben pagar nuestras familias. Esa crisis de la educación se desprende de las medidas privatizadoras de la dictadura de Pinochet y que se ha profundizado con los gobiernos de Piñera y Bachelet.

El CAE de Ricardo Lagos es un gran saqueo: Con este crédito, los bancos son cobradores de 5,3 billones de pesos en deudas de los estudiantes, tienen un negocio redondo.

Y si no tenemos la posibilidad de acceder a la educación superior, nos quedamos con los empleos más precarizados. Allí en las fábricas y obras, en el call-center y el comercio, donde se paga el mínimo, y se trabajan extensas jornadas laborales, no queda otra que endeudarse para poder vivir.

Juventud sin miedo

Nos quitaron tanto, que también nos quitaron el miedo, por eso hemos estado en las calles
luchando, no solo contra Piñera y el parlamento, sino que contra este sistema que amenaza
nuestro futuro. En el fondo, es una lucha contra la privatización de los servicios sociales, una lucha contra el capitalismo y sus defensores, no queremos más explotación de los trabajadores para que unos pocos forjen su riqueza. Salimos a las calles y a los barrios, sin miedo, haciendo retroceder a la policía, haciendo temblar a los empresarios y a sus representantes en la política… la juventud revolucionaria llegó, y llegó para quedarse.

Si la tiranía es ley, la revolución es orden

“No son 30 pesos, son 30 años”, son décadas de saqueos y abusos, ese es nuestro pasado y presente, pero no queremos que sea nuestro futuro. Es hora de ordenar la cancha en beneficio de los trabajadores, el pueblo y la juventud. Nos hemos tomado las calles, y no las vamos a dejar, sin embargo, esto no basta, debemos ir más allá, sino todo este ímpetu de lucha se puede ir hacia cualquier lado. Necesitamos la condonación inmediata de todas las deudas de los trabajadores y la juventud, el fin de las AFP. Necesitamos salud, educación y transporte públicos, gratuitos y estatales. Necesitamos estas y otras cosas más. Sin embargo, estas necesidades no serán cumplidas por Piñera, ni por cualquier otro gobierno en los marcos del capitalismo, y la razón es más simple de lo que uno cree: en nuestras necesidades, están sus negocios, cumplir nuestras demandas significa acabar con su riqueza individual. Por tanto, debemos organizar una revolución socialista que saque a los empresarios del poder, y levante un gobierno obrero y popular, solo así se podrá conquistar la totalidad de nuestras demandas.

Construyamos una organización revolucionaria

Es una necesidad construir una organización con un proyecto y objetivos claros de qué tipo de
sociedad necesitamos construir. Desde el MIT y la LIT-CI queremos aportar en esa construcción, no solo en Chile, sino que a nivel internacional, e invitamos a todas y todos los jóvenes luchadores que quieran construir este proyecto revolucionario, para así levantar en conjunto una herramienta que nos sirva para organizar la protesta, y la lucha por otro futuro, un mañana en donde derrumbemos el capitalismo y construyamos una sociedad sin explotación ni miseria.

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