Por Pablo Valenzuela- Subcontratado del cobre
El 1º de Mayo, es una fecha histórica de lucha de los trabajadores. A fines del siglo XIX, luchaban por 8 horas de trabajo, 8 horas para la casa y recreación y 8 horas de descanso. Reivindicaciones que tienen total vigencia si observamos las condiciones de vida de la clase trabajadora en Chile y el mundo entero. Si bien, esta fecha se fijó para recordar a los mártires de Chicago, que dieron la pelea por las llamadas tres 8, aún nos queda mucho por conquistar y esta conmemoración nos recuerda que cada derecho que ganó la clase obrera en la historia ha sido arrebatado con lucha.
En Chile, el escenario ha cambiado a partir del 18 de octubre de 2019 cuando se abre un proceso revolucionario aun en desarrollo y que ha tenido momentos masivos, combativos y con instancias históricas como la jornada del 12 de noviembre en que la huelga general, que, a no mediar por el desvío desesperado de los partidos del régimen y la pasividad de las direcciones de los organismos sindicales, habría permitido echar abajo el gobierno de Piñera. A partir de ahí, se abren debates importantes respecto a los trabajadores como sujeto revolucionario de transformación.
Hoy, cuando aparecen voces que reniegan o ponen en duda la existencia de la clase obrera, la actual coyuntura, donde se respiran vientos de huelga general y desde todos los sectores, especialmente aquellos que son estratégicos para la economía se está planteando movilizar y caminar hacia la huelga general como única salida ante los ataques empresariales y la negación del gobierno de Piñera a satisfacer las necesidades reales del conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre, es que al final queda claro, ante los porfiados hechos, que la clase obrera está más vigente que nunca y que organizada y luchando es la única que permitirá dar el asalto final no solo para la conquista de todas nuestras demandas, sino que también para propiciar la caída de este gobierno.
Los episodios que hoy se suceden, han reanimado el viejo antagonismo que conmemoramos cada 1º de mayo, el de los empresarios y sus gobiernos versus los trabajadores. En otras palabras, la contradicción principal del sistema, capital- trabajo, cobra relevancia toda vez que estamos enfrentados entre las clases. Nosotros tratando de resistir cada ataque empresarial, cargando los enfermos, los muertos, la cesantía, los bajos sueldos, la pobreza e incluso el hambre, mientras la clase patronal se enriquece cada vez más sustentados en las ganancias producidas por el trabajo de millones que hoy día sufren las penurias de la pandemia.
De ahí que este 1º de mayo se asoma como una oportunidad de pasar a la acción, transformándolo en jornadas de lucha bajo los métodos históricos que permitan no solo demostrar que la fuerza está en nosotros, sino que además proponernos discutir abiertamente en adelante el alzamiento definitivo para la toma del poder.
La clase obrera, dio el 12 de noviembre una clara demostración de fuerza y hoy tiene la oportunidad de levantarse con todo, actuando en unidad de acción y en asenso para frenar la ofensiva patronal y que esta revolución que se abrió el 18 de octubre profundice la crisis del capital y permita visibilizar en el horizonte más cercano la derrota de este gobierno, de este sistema y a contraparte, el triunfo de quienes hoy somos quienes ponemos los muertos y cargamos con las miserias de este sistema de explotación, la clase trabajadora.
¡Que viva la clase obrera internacional, por un gobierno de las y los trabajadores!
¡QUE VIVA EL 1º DE MAYO!