Más que nunca necesitamos lograr la unidad de toda nuestra clase, trabajadoras y trabajadores, para demostrar a la patronal que con nosotros no se juega. ¿Por qué este 8 de marzo es diferente a otros? A diario vemos que las condiciones de vida de la clase trabajadora en todo el mundo sufren tremendos ataques por las burguesías nacionales y el FMI/Banco Mundial que imponen planes económicos de ajuste, quitándonos cada vez más derechos y estrujando nuestros bolsillos, arrastrándonos a más miseria. Se han levantado enormes manifestaciones en países tan diferentes como Haití y Francia.
En Chile, el gobierno Piñera se apresta para darnos otro duro golpe desde el parlamento: su Reforma Laboral y la reducción de la indemnización por años de servicio. Si eso se concreta, las mujeres trabajadoras seremos otra vez las más perjudicadas, porque nosotras tenemos los sueldos más bajos y porque ante cualquier crisis somos las primeras en ser despedidas, no pudiendo alcanzar suficiente antigüedad laboral como para tener una indemnización mejor. La clase patronal ya nos ha atacado con su propuesta de reforma previsional, que está en el congreso, y que pretende hacernos trabajar hasta los 65 años, cargando hasta esa edad con la doble jornada del trabajo doméstico que nadie nos paga. Si miramos todo ese panorama, entonces, ¿por qué se hace un llamado a una huelga feminista en vez de llamar a una gran huelga de toda la clase trabajadora unida?
Nosotras creemos que el machismo es una expresión de la dominación capitalista. Por lo tanto, el factor cultural no es lo que más le importa al sistema. Lo que sí tiene importancia es que usando el machismo, el capital impone una división desigual del trabajo, cargando a la mujer el cuidado del hogar, la crianza de los hijos y el cuidado de nuestros viejos o familiares con discapacidad. Un trabajo duro, muy necesario y que debería ser pagado por empresarios y el Estado.
Si nosotras queremos reclamar por esa situación tan injusta como antigua, tenemos que pensar en cómo afectar al bolsillo de los patrones, no al nuestro. Si bien han sido un avance las luchas por la liberación del trabajo doméstico, y también las paralizaciones en el movimiento estudiantil. Creemos que hay que ir más allá para darle un golpe certero a los patrones.
En ese sentido, pensemos en las repercusiones que tendría para todo el conjunto de los empresarios zánganos, el que todas las trabajadoras y los trabajadores pararan un día, o más, en una gran huelga general, contra el abuso y violencia laboral hacia la mujer, contra la desigualdad salarial, contra la discriminación de la mujer en los planes de salud, y así un largo etcétera. Pensemos en lo que lograríamos si toda nuestra clase unida, mujeres y hombres hiciéramos esa gran huelga nacional defendiendo los años de indemnización en caso de despido, exigiendo el congelamiento del transporte y los precios de la canasta familiar, exigiendo salas cunas y guarderías universales para que las madres puedan trabajar, contra las zonas de sacrificio, etc.
Desde el MIT, llamamos a construir esa unidad que tanto necesitamos, en cada barrio, sindicato, comité de vivienda, junta vecinal o colectivo de mujeres; y contra el machismo y la explotación capitalista, desde este 8 de marzo, fecha simbólica que recuerda precisamente la lucha de nuestras hermanas trabajadoras muertas por luchar por un porvenir mejor.
Las y los invitamos, a comenzar este 8M, discutiendo nuestras demandas con nuestros compañeros trabajadores, y avanzar sin demora, en el fortalecimiento de todas nuestras organizaciones para concretar una Huelga Nacional de toda la clase trabajadora.
Trabajadoras y trabajadores unidos, contra el machismo y el capital, contra el abuso y la violencia patronal. Contra la reforma laboral de Piñera. Por la liberación de las mujeres y hombres trabajadores.