En otra nota escribimos que las elecciones del último fin de semana serían “elecciones rutinarias”. Creemos que esta caracterización se confirmó con los resultados electorales. Al contrario de las elecciones realizadas durante el periodo de crisis abierto con el 18 de octubre de 2019, en estas elecciones no hubo grandes fenómenos electorales que expresaran un terremoto en la superestructura política, como fuera el surgimiento de la Lista del Pueblo o posteriormente del Partido de la Gente (o incluso la elección de Republicanos en el segundo Proceso Constituyente). En estas elecciones, si bien hubo cambios (perdedores y ganadores), la gran disputa quedó entre los partidos oficialistas y la derecha tradicional, con la aparición de Republicanos en la superestructura comunal y regional (aunque con un resultado muy inferior a lo que se proyectaba).
En esta corta nota no analizaremos en detalles los datos electorales, ya que los análisis estadísticos abundan en artículos, programas de youtube y canales de televisión. Aquí queremos destacar solamente algunos elementos relevantes.
La mayoría de las comunas se dividió entre oficialismo y derecha tradicional
En estas elecciones nuevamente se expresó un gran número de votantes, ya que se trata de una nueva elección con voto obligatorio (implementado a partir del plebiscito constitucional de 2022), con la participación de casi 85% del padrón (13 millones de personas). La cantidad de votantes es más que el doble de la última elección para cargos regionales y comunales (en 2021 votaron 6,4 millones). Según Pepe Auth, político burgués ex PPD y analista electoral, la cantidad de votos nulos y blancos en esta elección (entre 10 y 20% dependiendo del cargo), si bien expresan números altos, serían un reflejo parcial de lo que antes se expresaba como abstención en las elecciones anteriores (que siempre giraban entre 45-60% en elecciones locales). Si tomamos como referencia la Región Metropolitana, se puede analizar que los votos nulos y blancos fueron mayores en algunas de las comunas más populares (La Pintana, San Bernardo, Puente Alto, Maipú, Pudahuel, etc.) y menos en las comunas de clase media y burguesas.1
La gran mayoría de cargos comunales y regionales se dividió entre los partidos oficialistas y la derecha tradicional. En el caso de concejales, la derecha (sumados los republicanos) subió de 746 a 1068 y el gobierno bajó de 1349 a 940, un resultado ya esperado debido al desgaste del gobierno. En las elecciones de COREs, los republicanos lograron su mayor victoria, con la mitad de los COREs electos. En relación con las alcaldías, numéricamente la derecha gana al gobierno, con 131 alcaldías (sumados republicanos y social cristianos) contra 111, con 103 independientes que se repartirán en ambos espectros políticos. En algunas de las comunas más importantes, la derecha logra desplazar al gobierno, como Nuñoa, Santiago Centro, San Miguel y otras. El gobierno logra mantenerse en comunas relevantes como Viña del Mar, Maipú, Pudahuel (con el “independiente” Ítalo Bravo, muy cercano al PC), Valdivia entre otras.
Si bien se destaca el carácter rutinario de las elecciones y la casi inexistencia de fenómenos electorales masivos, no podemos llegar a la conclusión de que el descontento social con la situación del país no sigue presente. Como ya analizamos en distintos artículos, los problemas sociales que dieron origen al 18 de octubre y el descontento social siguen presentes en amplios sectores de la población.
La relativa fragmentación del régimen
En los últimos años, los partidos tradicionales, tanto de derecha como del gobierno (PC incluido) han discutido la posibilidad de cerrar aún más el régimen político, instalando una barrera en el Congreso para que los partidos que tengan menos de 5% de los votos no puedan ingresar (aunque tengan candidatos electos). Esa reforma, que tiene alguna probabilidad de ser aprobada antes de las próximas elecciones parlamentarias, volvería a reinstalar una especie de “sistema binominal”, donde solo las grandes coaliciones financiadas por el empresariado tendrían posibilidad de entrar al Parlamento, dejando afuera los partidos o candidatos más “independientes” e “imprevisibles”.
Sin embargo, pese al deseo de los grandes partidos, la fragmentación política ha aumentado en los últimos 5 años, incluso entre los partidos burgueses y pequeñoburgueses. Tanto la derecha como la llamada “centroizquierda” han generado nuevas divisiones. En la derecha, surge el Partido Republicano y también va ganando algún peso el partido evangélico Social Cristiano. En el centro, surgen nuevos partidos como Demócratas y Amarillos. En la izquierda institucional, el Frente Amplio ha ocupado parte del espacio del PS y de la DC.
Si bien existen grandes acuerdos estratégicos entre la derecha y la coalición oficialista en relación con el saqueo promovido por el gran empresariado al país y a la necesidad de aumentar las leyes criminalizadoras de los movimientos sociales, en relación a los cargos de la superestructura política, se sigue manifestando la fragmentación. Para los revolucionarios y las fuerzas populares sería importante que no se aprobara esa reforma del 5% y que se mantenga la fragmentación de los partidos burgueses, ya que nos daría la pequeña posibilidad de elegir parlamentarios revolucionarios, para denunciar la podredumbre del capitalismo chileno y utilizar la tribuna parlamentaria para organizar la lucha de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Desbordes: la derecha peligrosa
En Santiago el Partido Comunista sufrió su más importante derrota, perdiendo una de las alcaldías más importantes del país para la derecha. El nuevo alcalde, Mario Desbordes, es una figura ampliamente conocida, ya que fue ministro de Defensa de Piñera durante el “estallido social” y ya ocupó distintos cargos políticos (diputado, subsecretario, etc.). Desbordes es un ex Carabinero y uno de los cerebros de la derecha en la institucionalidad política del país. En las últimas semanas empezó a salir a la luz su cercanía con el abogado corrupto Luis Hermosilla, influyente abogado burgués y lobbista.
En su primera declaración como alcalde electo, Desbordes ya amenazó con destituir la directora del INBA, colegio emblemático que hoy está en el blanco de la derecha y del gobierno debido a las recientes explosiones causadas (que dejaron a decenas de heridos) por estudiantes radicalizados al interior del colegio. La declaración de Desbordes debe ser completamente rechazada por todos los movimientos sociales y organizaciones políticas democráticas. Debemos solidarizar con la comunidad educativa del INBA y de todos los colegios emblemáticos atacados por la derecha y el oficialismo debido a la movilización de los estudiantes secundarios, que luchan permanentemente por mejores condiciones para la educación.
Por otro lado, si bien Desbordes es un peligro para la comunidad educacional y también para los trabajadores, no podemos decir que su alcaldía será necesariamente más a la derecha que la de Irací Hassler. La alcaldesa del Partido Comunista se ha destacado por la represión a los estudiantes, desalojo de tomas de casas y persecución a los trabajadores informales.
Muchos militantes o simpatizantes del gobierno atribuyen la derrota de Irací al peso del voto venezolano en Santiago. Esto sin dudas puede ser un elemento, ya que en esa comuna viven la mayoría de los venezolanos con derecho a voto en el país (casi un 30% del patrón electoral)2 y es posible que hayan votado por la derecha. Ese voto claramente tiene relación directa con el odio de los venezolanos al chavismo y consecuentemente a todo lo que huela a “izquierda”. El PC sin dudas es uno de los fuertes candidatos a no recibir el voto venezolano, ya que ha defendido al dictador Nicolás Maduro. Desde el MIT en nuestra última declaración llamamos a los trabajadores y al pueblo a no dar ningún voto a candidatos que defienden a la dictadura de Maduro, que de “comunista” solo tiene la apariencia. Tampoco compartimos la caracterización de que todos los venezolanos en Chile son “fachos” o de “derecha”. Lo que sí entendemos es que existe una nefasta experiencia de la población venezolana con los regímenes capitalistas de Chávez y principalmente Maduro, lo que los lleva a tener una enorme confusión sobre el carácter de esos países, pensando que lo que existe en Venezuela es el socialismo.
Matías Toledo, ¿qué tan “nuevo”?
La gran sorpresa de estas elecciones fue la elección de Matías Toledo como alcalde de Puente Alto, una de las más importantes comunas del país y donde la derecha gobernó durante 24 años. Matías Toledo surgió como un activista de la Coordinadora Shishigang, coordinadora social relacionada a músicos populares como Pablo Chill-E y que realizaba trabajos sociales entre la juventud más abandonada de Puente Alto. También tuvieron participación durante la revolución chilena apoyando a las marchas.3 Posteriormente, Toledo fundó el movimiento “Recuperemos Puente Alto”, ONG que tiene relación con distintos sectores sociales, incluido el empresariado de la comuna.
El trabajo territorial de Matías Toledo, su cara “independiente” y el rechazo y cansancio de la población con las alcaldías de derecha fueron lo que le llevaron a su victoria. Muchos activistas, jóvenes y trabajadores celebraron la derrota de la derecha. Sin embargo, queremos alertar a todos de que Matías Toledo, si bien expresa un fenómeno “nuevo” en la comuna, ya apunta rápidamente a transformarse en un típico político burgués. Su discurso intenta presentar algo de “apolítico”, un discurso de gobernar para todos y con todos.4 En sus últimas declaraciones, habla incluso de gobernar con políticos de derecha, empresarios, etc., para tomar medidas supuestamente a favor de la población puentealtina. El problema de esa lógica es que no apunta a cuestionar el problema de fondo de la población trabajadora que vive en Puente Alto. La precariedad de la vida de los trabajadores no puede ser solucionada por un alcalde con buenas intenciones y que se plantee “gobernar con todos”. Las malas condiciones de vida de la población trabajadora tienen que ver con los bajos sueldos, la falta de inversión en salud, educación, la falta de derechos laborales, la miseria de las pensiones y un largo etc. Todos esos problemas surgen debido al saqueo del país que es realizado por las 10 familias más ricas de Chile y las transnacionales. Si Matías Toledo no sabe diferenciar quiénes son los amigos del pueblo de quiénes son sus enemigos, terminará gobernando como todos los alcaldes tradicionales, prometiendo hacer milagros con los limitados recursos municipales sin apuntar a ninguna solución de fondo a los problemas de los trabajadores.
El espacio a la izquierda del gobierno
El espacio electoral a la izquierda del gobierno bordeó los 5% y fue ocupado por distintos pactos, como el pacto Ecologistas, Animalistas e independientes y la Izquierda Ecologista Popular. Estos pactos intentan representar, de alguna manera, las demandas del “18 de octubre”, pero aparecen como la pata izquierda del progresismo, con programas muy similares al PC o al FA. En el caso del pacto Izquierda Ecologista Popular, realizamos una crítica en la anterior nota que escribimos. Este último pacto logró elegir a 17 concejales, siendo varios de ellos del Partido Popular, encabezado hoy por el dirigente del subcontrato minero Cristian Cuevas. El Partido Popular hoy se caracteriza como un partido reformista, muy cercano programáticamente al PC y al FA, manteniendo rasgos más de izquierda tradicional estalinista, con su defensa de regímenes capitalistas “de izquierda” como el de Maduro en Venezuela.
También a la izquierda del gobierno se presentaron las candidaturas del MST y PTR, a las cuales llamamos a votar. Ninguna de las dos logró elegir a sus candidatos y el PTR perdió la concejalía que poseía en Antofagasta. El PTR presentó una campaña ecléctica, con aspectos que les acercan mucho al progresismo (defensa abstracta de los derechos sociales) y críticas generales al capitalismo. Sin embargo, al discutir las salidas de fondo, el PTR presenta un discurso difuso y ambiguo. Su política electoral (al igual que en Argentina, donde tienen el principal partido de su organización internacional, el PTS) presenta a los trabajadores que la salida a sus problemas se puede dar eligiendo a los candidatos del PTR y no luchando por una revolución social.5
En Conchalí, llamamos a votar por la compañera Gloria Pinto, que tuvo una votación expresiva (más de 1000 votos) pero no logró salir electa.
Conclusión
Desde el MIT creemos que los resultados electorales del último fin de semana no expresarán grandes cambios en la realidad social de la clase trabajadora y el pueblo, tampoco en comunas donde se eligieron candidatos de izquierda progresista como Matías Toledo, Tomás Vodanovic (reelecto en Maipú) o Ítalo Bravo (reelecto en Pudahuel). Los problemas de la clase trabajadora siguen igual o peor que antes del 18 de octubre de 2019 y esos problemas no serán solucionados por alcaldes, concejales, COREs o gobernadores, sean de derecha, independientes o de la izquierda progresista. Solo la organización y la lucha social podrán apuntar un camino a la solución de las demandas populares.
El movimiento social, los trabajadores y la juventud necesitamos retomar las banderas del 18 de octubre y discutir sobre la forma de conquistarlas, generando espacios de organización desde las bases y buscando la unificación de las distintas luchas. La actualidad de la lucha contra las AFPs, por la educación y la salud públicas y gratuitas, por viviendas, por mejores derechos laborales, por seguridad, etc., siguen actuales. Debemos discutir entre las distintas organizaciones sindicales, populares, de mujeres y estudiantiles las formas de unificarnos en una lucha nacional, retomando el camino del 18 de octubre y de la huelga general de 12 de noviembre de 2019. La lucha por los derechos sociales se conecta con la lucha por recuperar el cobre, el litio y toda la riqueza que el gran empresariado nos ha saqueado, expropiando las grandes empresas y poniéndolas bajo el control de los trabajadores y comunidades, para que todo lo producido beneficie a las amplias mayorías y no a un puñado de millonarios.
Ese camino debe trazarse sin expectativas de obtener conquistas dentro de la democracia burguesa, que hace 30 años viene demostrando que solo sirve al gran empresariado. Solo la lucha independiente de la clase trabajadora puede conquistar esos triunfos, apuntando hacia realizar una verdadera revolución social, que plantee un cambio profundo y un gobierno de la clase trabajadora. Esto no invalida que los revolucionarios participemos de las elecciones o incluso ganemos cargos en la democracia burguesa. Sin embargo, esos cargos deben estar al servicio de la lucha y de la revolución.
1Ver https://www.ciperchile.cl/2024/10/29/elecciones-2024-la-lista-ganadora-analisis-geografico-al-fenomeno-de-los-votos-nulos-y-blancos/
2https://www.theclinic.cl/2024/07/28/mas-de-100-mil-inscritos-el-abrupto-incremento-de-votantes-venezolanos-en-chile-y-la-alta-incidencia-del-voto-extranjero-en-santiago-e-independencia/
3Ver https://www.eldinamo.cl/pais/2024/10/28/que-es-la-coordinadora-social-shishigang-la-organizacion-fundada-por-pablo-chill-e-y-el-nuevo-alcalde-matias-toledo/
4Ver https://x.com/delosquesobran/status/1850927099730591922
5Ver https://i-sml.mtrbio.com/public/smartlink/PTRantofagasta