Luego de recorrer más de 1.600 kilómetros desde mi lugar de nacimiento y llegar a Punta Arenas, vi en el sector de la marina mercante un lugar interesante dónde desempeñarme laboralmente, por lo que decidí realizar el curso y así obtener la libreta de tripulante. Después de un extenso proceso de estudio, obtengo la anhelada libreta, e ingreso a trabajar a una empresa de transporte marítimo la que por una cuestión de tradición se compone mayoritariamente por hombres, en ese momento todos mayores que yo, y con un fuerte e imponente grado de machismo en su actuar cotidiano. «Ella no va a durar», «ella no va a poder», eran las frases más comunes de mis compañeros de trabajo, solo por el hecho de ser una joven mujer trabajadora que se abría paso en un rubro dominado por hombres.
Mis pensamientos eran contrarios a esas frases que sin duda generaban malestar e impotencia eran necesarios esos comentarios, eran necesarias esas bromas pesadas, realmente eran bromas? El machismo sin duda era parte de su cotidiana jornada. Jornada que para mí no terminaba, ni mucho menos me aseguraba estar a salvo, ni encerrada en mi camarote, lugar que quisieron vulnerar en alguna ocasión, tal hecho que notifiqué directamente al capitán de la embarcación y éste solo atinó a decir «no te hicieron nada, no es para tanto».
Lo relatado recién sucedió cuando el contexto social veía nacer y crecer a un movimiento feminista el que debió ser un abrigo para mí, pero la realidad no lo reflejó.
Los arcaicos consejos de mis compañeros de trabajo que nada aliviaban mi sensación de vulnerabilidad y la propia presión del entorno me obligó y nos obliga a las mujeres a robustecer nuestro carácter y personalidad, con el fin de intentar defendernos de los ataques y malos tratos de toda una generación que se ampara en su posición para menoscabar a las mujeres.
Hoy casi todo sigue igual… Son otras personas pero las mismas conductas, que basados en posiciones de poder y un par de grados en la jineta se aprovechan de las trabajadoras.
Hoy es 8 de Marzo y con este relato conmemoro a las compañeras que a lo largo de la historia han entregado con este mensaje quiero expresar mi esperanza de un mundo mejor, para las trabajadoras y trabajadores, niñas, niños, niñes,
Este mes de marzo conmemoro a las compañeras que a lo largo de la historia les ha tocado sufrir hasta perder su vida por sus ideales, voy más atrás y conmemoro a mis compañeras de los pueblos originarios que fueron secuestradas por los invasores que con la excusa de la colonización se apoderaron de sus vidas, a aquellas que dijeron no! y fueron enjuiciadas por esta sociedad, conmemoro a mis compañeras de clase trabajadora y a mis compañeras rebeldes que siguen en la lucha, en busca de un cambio, que sea social, político y definitivo…