por Otávio Calegari
Este mes se cumplen 7 meses de la invasión de Israel a la Franja de Gaza. Ya se contabilizan casi 35 mil los palestinos asesinados por Israel. Las ciudades de Gaza fueron casi completamente destruidas. Hay más de 1,5 millón de refugiados internos y la gran mayoría está al borde de la inanición, ya que Israel bloquea la ayuda humanitaria que podría entrar a Gaza por tierra y mar. En los últimos días la tensión ha aumentado con el inicio de la invasión a Rafah, la última ciudad que todavía no ha sido destruida.
Israel dice que la invasión es una respuesta a los ataques del Hamas del 7 de octubre de 2023, pero la realidad es muy distinta, Israel está cometiendo un verdadero genocidio contra el pueblo palestino.
¿Por qué hablamos de un genocidio? Un genocidio se produce cuando un grupo de personas actúa de manera sistemática para eliminar a otro grupo de personas por motivos religiosos, étnicos, culturales, etc. Es exactamente lo que Israel está haciendo con los palestinos. No sólo en la franja de Gaza, sino también en la Cisjordania.
Para llevar a cabo ese genocidio, Israel tiene el apoyo casi incondicional de Estados Unidos y de las potencias europeas, como Alemania y Francia. Desde el inicio de la invasión, Estados Unidos ha enviado más de 100 cargamentos de armas a Israel. Alemania también mantiene sus exportaciones de armas a Israel. La mayoría de los gobiernos árabes, por otro lado, son cómplices del genocidio, al no tomar acciones contra Israel, pese al enorme apoyo de la población árabe al pueblo palestino.
Israel en un pantano
Hasta ahora Israel no ha logrado una victoria militar, mucho menos política. Más de 130 rehenes siguen en manos del Hamas. Las protestas contra el primer ministro israelí, Netanyahu, van en aumento, debido a la incapacidad del gobierno de liberar a los rehenes y al alto costo humano de la invasión. Junto con eso, el apoyo internacional a Israel ha disminuido drásticamente. Desde el inicio de la invasión han habido centenas de manifestaciones de masas en todo el mundo en apoyo al pueblo palestino. En las últimas semanas, los estudiantes y profesores de universidades norteamericanas han dado ejemplo con campamentos en apoyo a Gaza. Esta forma de protesta ya se está expandiendo a otros países europeos y también ha llegado a Chile.
Debido a esa enorme presión, la ONU ha sido obligada a votar una resolución de cese al fuego, que hasta ahora no ha sido respetada por Israel. Por otro lado, la resistencia armada palestina sigue viva. Ya son más de 250 militares israelíes muertos durante la invasión.
Todo ello tiene al Estado israelí en una encrucijada y con un gran desgaste. Sin embargo, hasta ahora no hay perspectivas inmediatas de que la invasión llegue a su fin. Mientras Biden presiona a Israel a no seguir con la invasión de Rafah y a aceptar la “solución de los 2 Estados”, el gobierno israelí dice que no aceptará ningún Estado palestino mientras el Hamas siga existiendo. Israel también tiene dificultades de expulsar a todos los palestinos de Gaza, ya que eso significaría el éxodo de millones de personas a los países vecinos, principalmente a Egipto, lo que podría desestabilizar las dictaduras vecinas.
Mientras tanto, las tensiones regionales van en aumento, con ataques de Israel al Líbano y a Siria, afectando incluso a instalaciones iraníes en este último país. La posibilidad de una guerra regional sigue abierta, lo que profundizaría el frágil equilibrio imperialista mundial.
Por la derrota y la destrucción del Estado de Israel
Desde la Liga Internacional de los Trabajadores, organización internacional a la cual pertenece el MIT, estamos totalmente del lado de la resistencia palestina y por la derrota de Israel. Los Estados árabes deben declarar la guerra a Israel y armar a sus poblaciones para enfrentar al Estado genocida, siguiendo el ejemplo de los hutíes de Yemen.
El Estado de Israel debe ser destruido, ya que fue un Estado creado artificialmente en 1948 en territorio palestino, con la expulsión de cientos de miles de árabes. Desde entonces, Israel ha entrado en guerra con todos sus vecinos en las últimas décadas (Egipto, Líbano, Siria y Jordania) y hoy es un enclave del imperialismo en el Medio Oriente, necesario para mantener el control de Estados Unidos y las potencias europeas en la región. Por otro lado, Israel se mantiene como un gran exportador de tecnologías militares y armamentos, ayudando a los países capitalistas a reprimir a sus poblaciones cuando estallan manifestaciones de masas, rebeliones o revoluciones. Por eso decimos que Israel tiene que ser derrotado y destruido, dando lugar a una Palestina libre, laica y democrática, donde pueblos de todas las etnias y religiones puedan convivir.
En Chile, exigimos que Gabriel Boric rompa todas las relaciones con Israel. Chile mantiene innumerables acuerdos comerciales, tecnológicos y militares con Israel. De hecho, hasta hoy Chile mantiene a un agregado militar permanente de Israel en el Ejército chileno, el coronel Amit Guy. Boric debe pasar de las palabras a la acción, expulsando de Chile al embajador de Israel y a todo su personal, y suspendiendo todas las relaciones políticas, comerciales y militares con ese país.